domingo, 29 de diciembre de 2019

No comprendemos a la naturaleza humana, errática e imprecisa. Le buscamos un sentido a su conducta y encontramos muchos "peros". Los psicólogos tratan de hacer su diagnóstico y emprenden la retirada, deseándole buena suerte al paciente. ¿Buscaremos la verdad en los astros? Charles Dickens nos desanima, con una frase de su novela "El misterio de Edwin Drood", que comenté: "Muchos quisiéramos leer en las estrellas, pero nadie conocerá el lenguaje de los astros en este mundo, y es más probable que aprendamos aún otras muchas lenguas humanas antes que descifremos magistralmente el alfabeto celeste".
J. C. Conde Sauné   

martes, 24 de diciembre de 2019

Terminé de leer "El misterio de Edwin Drood" de CHARLES DICKENS, de la colección de "El Séptimo Círculo"; es la única novela policial que escribió y la que no pudo terminar, porque murió antes de hacerlo. Cuando comencé a leerla, al poco tiempo la dejé. Me desanimó, un poco, el prólogo de Chesterton que está al comienzo y el hecho de no encontrarme con un final. Pero con la literatura y los escritores que admiro, soy muy persistente. Lo hice de nuevo y me encontré con una gran novela policial, muy atípica e inconclusa; con 23 capítulos que me atraparon. Dije que era una novela policial atípica, porque su personaje, Edwin Drood, desaparece y sólo encuentran de él, cerca del río, un reloj y un alfiler de corbata que le pertenecían. Rastrean el río, pero su cuerpo, presuntamente asesinado, no aparece. Hay un joven, Neville Landless, que es el principal sospechoso. Él tuvo una reyerta con Edwin en la casa de Jack Jasper; el tío de Edwin. Pero luego Jasper, organizó una cena de reconciliación entre ambos y al término de la misma, Edwin y Neville salieron a caminar juntos y a tomar un poco de aire cerca del río; y Edwin desaparece. Neville niega los cargos contra él y además no hay pruebas que lo involucren; se va de la casa de Crisparkle, el reverendo que lo protegía y cuidaba.
A medida que transcurre la narración, aparece como sospechoso Jasper, el tío de Edwiin. Aquél es un opiómano, que canta en el coro de la catedral y es profesor de piano de Rosa; la chica alojada en la Casa de las Monjas y ella está viviendo allí, cuando quedó huérfana. Además, en el futuro, iba a ser la esposa de Edwin, por un acuerdo de los padres de ambos, antes de morir. Jasper está enamorado de la muchacha y se piensa que, por eso, eliminó a su sobrino y culpa a Neville para protegerse. Pero todo esto queda en conjeturas. Hay muchos más personajes y la novela me resultó muy interesante, por la maestría de Dickens para indagar dentro de los personajes y sacarlos a la luz. Vuelvo a repetir, no se sabe que pasó con Edwin Drood, pero la novela me mantuvo en vilo. Asimismo, es muy buena la traducción de Dora de Alvear.
Me gustó el comentario irónico de G. K. Chesterton, al principio, que termina diciendo: "Edwin Drood puede o no haber muerto, pero seguramente Dickens no murió. Seguramente nuestro verdadero detective vive y aparecerá en los últimos días de la tierra. Porque un cuento cumplido puede dar la inmortalidad a un hombre, en el sentido superficial y literario; pero un cuento inconcluso sugiere otra inmortalidad, más necesaria y más extraña".
J. C. Conde Sauné               

domingo, 15 de diciembre de 2019

JORGE VIDAL - HÉCTOR STAMPONI  (1958) - Éste es uno de los buenos videos que encontré; para escuchar buenos tangos y bien cantados. Vidal tenía una voz privilegiada, no exageraba los fraseos y con una dicción perfecta. Su único defecto era, a veces, al elegir los temas; abundaban mucho los festivos, sin ningún valor. Pero dejó, igual, muy buenos registros y éste es uno de ellos, que conviene rescatar y escucharlo. Son cuatro composiciones con (12:39) de duración:
*1) "Yo quería ser feliz" (H. Stamponi) - *2) "Al verla pasar" (José M. Contursi - Joaquín Mora) - *3) "Maquillaje" (Homero Expósito - Virgilio Expósito)  - *4) "Adiós corazón" (Héctor Sapelli - Lalo Echegoncelay)
J. C. Conde Sauné