lunes, 30 de septiembre de 2013

Despidiendo setiembre vimos una gran película: "La sombra de una duda" (Shadow of a doubt), de Alfred Hitchcock uno de los grandes creadores del cine. Es del año 1943 (Estados Unidos). No la habíamos visto y la encontré en "You Tube" de casualidad.
Este filme, de trama policial, cuenta la historia de un asesino de viudas adineradas. Con la policía tras sus huellas, se va a la casa de su hermana que vive en Santa Rosa (California). Allí lo reciben con júbilo tanto su hermana como su sobrina Charlotte (de sobrenombre Charlie en veneración a él que es su tío querido y padrino). En la familia ignoran las andanzas de este Charlie (Joseph Cotten). Pero su sobrina, por varias actitudes sospechosas de él, descubre su pasado. Al morir en un enfrentamiento, con la policía, un  ladrón sospechoso de delitos similares, aquél queda libre de sospecha para los detectives que lo investigan. La sobrina, no obstante, le pide que se vaya porque le está haciendo daño a su familia; ajena de sus antecedentes. El final uno lo vislumbra, pero la expectativa se mantiene firme; Hitchcock conocía el oficio. Además contó con un guión excelente de Thornton Wilder, Sally Benson y Alma Reville, basado en un texto de Gordon McDonell. Muy buenas las actuaciones de Joseph Cotten, Teresa Wright (Charlie), Henry Travers (padre de Charlie), Patricia Collinge (madre de Charlie y hermana del asesino) y Hume Cronyn (amigo del padre de Charlie); éste con aquél juegan a urdir hechos delictivos, inocentes de lo que realmente pasa en la casa. Una humorada de Hitchcock; igual que su aparición en el tren, que trae a Charlie a Santa Rosa, jugando al bridge con otro pasajero. Si algún cinéfilo se la perdió, la recomiendo
J. C. Conde Sauné 

miércoles, 25 de septiembre de 2013

"Más allá del puente" de Angel Bonomini, editado por "Editorial Sudamericana" en 1996, publicación ulterior a su muerte, es un libro con quince cuentos de un nivel sobresaliente. Al volver a leerlo para comentarlo, porque vale la pena hacerlo, me vuelve a sorprender como la primera vez de su lectura. En Bonomini, hay una singularidad en la lógica narrativa que escapa de lo fantástico y el absurdo; aunque la textura así lo sugiera. En el primer cuento, "Los galpones", el personaje alquila un cobertizo para planificar, en sus muros modificados, su destino en forma simétrica. En "El inquilino", su protagonista se encuentra conque tiene que compartir su casa con su doble. Lo notable de este cuento, es como Bonomini juega a la perfección con situaciones recurrentes. Hay otros cuentos como "Capri", "La visita", "El corredor", "Marta y Camila", "Fin de infancia" (en mi antología personal del cuento), "Barnen y un ramo de violetas", "Un pañuelo azul" y el que cierra el libro, "Último capítulo de mis memorias" también de un nivel relevante. Los cinco restantes, asimismo, son muy buenos aunque uno prefiera a los otros citados por su temática. Por ejemplo en "Último capítulo de mis memorias", el autor juega con una especie de relato experimental; como si aguardara de la narración misma el desarrollo de la trama. 
Un libro brillante, creo que vale la pena reeditarlo; un regalo adicional, la pintura de la tapa: "Katia Reading" la obra de Balthus (Balthasar Klossowski).
J. C. Conde Sauné   

viernes, 20 de septiembre de 2013

Estuve releyendo "Bestiario", un poco a instancia de uno de mis sobrinos que me dijo resultarle poco claro el cuento "Carta a una  señorita en París". Para empezar todo escritor, sobre todo si maneja el género fantástico, requiere que respeten ciertos códigos, en los cuales el lector participa activamente. En el cuento emblema de este libro, "Casa tomada", algunos decían, conociendo la posición de Cortázar respecto al peronismo, que insinuaba la toma de casas por parte de gente adicta al régimen. Podría ser, pero para mí las presencias ocultas que empiezan a habitar en la casa, es la propia soledad de los hermanos que viven en ella y sus vidas sin un sentido trascendente. Incluso tiran la llave, cuando se van, para que a nadie se le ocurra entrar en ella. Este cuento admirable, deja un poco en las sombras a otros cuentos excelentes que tiene el libro como "Circe", "Bestiario", "Ómnibus"  y "Carta a una señorita en París". En este último, al protagonista que toma un departamento prestado, le ocurre también un hecho asombroso, como la de vomitar conejitos en ese departamento tan arreglado y prolijo. Yo no creo, como afirman algunos, que Cortázar idee un mundo de juegos sin límites; lo que no tiene límites en su mundo es la imaginación y para eso cuenta con la complicidad del lector agregando su propia inventiva. En el cuento que comentamos, como en "Casa tomada", es el lugar  de residencia lo que abruma al personaje, ya no son sombras o ruidos, ahora son conejitos que vomita y debe esconder. ¿Traumas en una vida difícil de sobrellevar?  "Entonces está el amanecer y una fría soledad...", dice el protagonista, antes de abandonar ese departamento de una manera abrupta y definitiva. En "Ómnibus", observé por ejemplo, esa costumbre muy nuestra de no desentonar con el resto de la gente, que se refleja muy bien en las mayorías políticas, las modas y las cosas cotidianas. Para el prejuicioso argentino medio, aún hoy en día, le cuesta comprender y aceptar al que obra y piensa de una manera diferente a la suya; y eso lo demuestra admirablemente Cortázar en "Ómnibus", un simple cuento fantástico, en el cual dos pasajeros diferentes, presionados, van a entrar en el redil comprando también flores porque todos los demás tienen su ramo. Puede ser que a otros, este cuento, les sugiera otros puntos de vista.
Como afirmara anteriormente, Cortázar es un creador que admite cómplices en sus tramas; de ahí lo fascinante de esta lectura, en la que incluyo también como buenos cuentos a "Lejana", "Cefalea" y "Las puertas del cielo".
27-02-2004   *   J. C. Conde Sauné

lunes, 16 de septiembre de 2013

El piano pulveriza una partícula de tiempo, en un lamento en contrapunto de violines y sobrevive un permanente alud: Horacio.
Es una armonía sincronizada de ciudad, con memoria decariana y que cava las entrañas, en un aluvión de sonidos: Salgán.
 
J. C. Conde Sauné

miércoles, 11 de septiembre de 2013

El poema que publiqué en mi blog, "Basie y Peterson en mis oídos" lo escribí en 1975. En ese año un mediodía, a la hora del almuerzo del lugar donde trabajaba, salí a mirar discos en una casa que estaba en la calle Florida cerca de mi ocupación. Tenía discos importados de jazz y compré uno de vinilo de Count Basie y Oscar Peterson. Cuando volví al trabajo, un compañero vio el disco y me dijo: " cuando yo estuve viviendo en Estados Unidos, vi una vez a Basie tocando el piano en un lugar de los alrededores de Nueva York. Confieso que me hubiera gustado estar ahí. Al momento de regresar a casa, puse el disco para escucharlo y esa misma noche, antes de acostarme, escribí aquel poema, sintiendo el ritmo de "Buns Blues" que me arrullaba mientras llegaba el sueño.
El disco en cuestión: "Satch and Josh - Count Basie encounters Oscar Peterson", difundido por "Pablo Records" el sello creado por Norman Granz. Esta grabación consta de diez temas y lo interpretan: Oscar Peterson (piano), Count Basie (piano y órgano), Ray Brown (bajo), Freddie Green (guitarra) y Louie Bellson (batería). Grabado en 1974 en Los Angeles, California. En la contratapa, de yapa, óptimos comentarios del pianista Benny Green y Norman Granz. Las composiciones: "Buns Blues" (Peterson-Basie) 4:31 - Swing laxo y volátil. Apenas sugerido, pero contundente. Brillantes Count y Oscar... sigo soñando...  "These Foolish Things" (Strachey-Marvell-Link) 5:41 - Aquí Ray Brown, ayudado por Freddie Green, parecen marcar el compás para que nadie se escape de este ritmo melodioso.  "R B" (Peterson-Basie) 5:30 - Tema dedicado al gran "bass" Ray Brown. Él indica el camino nuevamente; Oscar y Count van tras suyo y forman un triángulo grandioso de armonías. "Burning" (Peterson-Basie) 4:08 - Tan ardiente que abrasa. Brown enciende el fuego y se vienen con todo Count y Oscar. Un ritmo para bailotear. Al final Brown apaga lo que encendió.  "Exactly Like You" (McHugh-Fields) 6:16 - Sosiego inquietante. Melodía apenas sugerida y esto último, es lo que más le gusta a Basie y porqué no a Peterson.  "Jumpin' At The Woodside" (C. Basie) 2:49 - Saltan y brincan con todo. !Qué ritmo tan difícil de seguir¡ Hasta mis orejas brincan.  "Louie B" (Peterson-Basie) 6:17 - Louie Bellson, el homenajeado, abre la puerta y entran los demás. Hermoso tema para que nos sintamos a gusto, mientras ellos tocan.  "Lester Leaps In" (L. Young) 4:04 - !Lo mejor de lo mejor¡ Lester Young hace saltar a todo el quinteto con su tema y con un swing a todo trapo.  "Big Stocking" (Peterson-Basie) 4:24 - Sigue el swing, pero ahora un poco de "relax". A ellos les resulta fácil, con poco siempre dicen mucho.  "S & J Blues" (Peterson-Basie) 7:51 - Satchel es Peterson y Josh es Basie. Apodos que ellos toman de dos jugadores de beisbol: Satchel Paige y Josh Gibson. Peterson comienza, le sigue Brown y en el órgano Basie apenas sugiere. Blues distendido, para meditar y pensar en cosas buenas. Basie, con imprevistas arremetidas, nos persuade para que lo hagamos. Cierre con todo esplendor.
J. C. Conde Sauné 

sábado, 7 de septiembre de 2013

Estuve leyendo "Historia de una vida" de Konstantin Paustovski, editado por "Bruguera" (España-1983). Este libro es el primer tomo, de dos, de su autobiografía, que abarca 38 años de su vida y consta de dos partes: "Años lejanos" (con 39 relatos) y "Una juventud inquieta" (con 30 relatos). Es un texto muy singular, porque cuenta sus memorias como si fueran cuentos y algunos podrían ser catalogados como tales. Uno de ellos: "El albergue de Braguinka", Iván Bunin, Premio Nobel 1933, lo destacó como uno de los mejores cuentos de la literatura rusa. En unos cuantos de ellos, aflora la contemplación de la belleza de los bosques rusos, sus años de estudiante en Kiev, la revuelta de 1905, su participación como enfermero y paramédico durante la Primera Guerra Mundial. También su crítica al zarismo, que mandaba la gente a la guerra con material bélico obsoleto y los horrores vividos en esa guerra. Están presentes sus años de iniciación como escritor y su primer amor frustrado; la muerte de su padre, la de dos hermanos en la contienda. En "Los tilos en flor", relato maravilloso, narra el día de la muerte de Chejov y él pensaba "que hombres como Chejov no debían morir". Juntaron flores silvestres en los prados y en el bosque para que un amigo de ellos, que iba al entierro en Moscú, las pusiera en su tumba. Él, era uno de los escritores que admiraba Paustovski. En el relato "Un invierno desapacible", que transcurre en Minsk, un versado en literatura le dice que Lermontov había trazado brevemente el plan de "Guerra y Paz" que después cayó en manos de León Tolstoi y lo concretó. Concluye este primer tomo de sus memorias, con el advenimiento de la revolución bolchevique y la esperanza con la que el pueblo ruso la recibió; aunque en él, si bien la festeja y comparte la alegría de la gente, hay como una participación marginal.
Konstantin Paustovski (1892-1968) había nacido en Moscú, pero pasó sus años juveniles en Kiev donde cursó el bachillerato. Escribió, poesías, cuentos, novelas y ensayos; pero esta autobiografía está considerada como su obra fundamental. Fue un escritor romántico muy influenciado por Mijaíl Lermontov,  Alexander Grin e Isaac Babel, a quien tenía como referente y apreciaba. Me gustaría conseguir el segundo tomo de estas memorias, para entrever su situación durante la era de Stalin. Se sabe, que durante el "deshielo" que sucedió a la muerte de aquél, Paustovski editó colecciones literarias con nuevos escritores que el "stalinismo" había censurado. Algo más, quiero mencionar del libro que comenté, muy buenos el prólogo de Juan Eduardo Zúñiga y la traducción de Ángel C. Tomás.
J. C. Conde Sauné 

martes, 3 de septiembre de 2013

Poema N° 66 ( Cuaderno IV) * Los mitos


BASIE Y  PETERSON EN MIS OÍDOS

Avanzando la noche, los pianos
de Count y Oscar están conmigo.
Tengo sus "Buns Blues"
en mis sentidos, aunque esté cansado,
exhausto y tenga ganas de dormir;
de soñar que estoy en Harlem,
en Storyville. Pero estoy en casa,
sólo fantaseando... sólo fantaseando...

J. C. Conde Sauné