viernes, 26 de octubre de 2012

¿TE ACORDÁS, POLACO?


El Polaco se lleva a la rastra
a la orquesta de Pichuco,
en "Cómo se pianta la vida".
Arranca con todo, como si de ése
tango dependiera esa vida
y el gordo seguidor le hace
una gamba de arpegio,
para que la voz de Goyeneche
descanse entre las frases vocales.
¡Qué extraña conjunción la de
estas rara avis del tango!
A veces pensamos, y perdón Marino,
Floreal y Fiore, que el Polaco
nació para acoplarse con
la orquesta de Troilo.
Si los escuchamos en "Fueye",
"El motivo" o "A Homero",
nadie dudaría que el cantor
es una prolongación del
bandoneón quejoso de Pichuco.
...se detiene la grabación
en el audio, nos acercamos
a la ventana contemplando
la tarde que también se detiene,
casi un momento, para que la noche
asome en la ciudad, casi tímida
por encima de los edificios...
Semipenumbra, noche, ciudad:
una eternidad ganada por el tango.

J. C. Conde Sauné

lunes, 22 de octubre de 2012

Yo la había visto hace unos años, pero no "mia donna". Entonces la alquilamos de nuevo y al hacerlo se valoran más cosas que la primera vez. Me refiero a "Mi ricordo, si io mi ricordo", el documental sobre Marcello Mastroianni (1924/1996). La realizó Anna María Tató, la mujer que vivió con él los últimos veinte años. Difundida aquí como "Yo recuerdo", es un film simple y maravilloso; donde Mastroianni, con su carisma inigualable, rememora y actúa a la vez. Le sale el actor de adentro. Cuenta sus comienzos, su trabajo en el teatro con Luchino Visconti. Hablando de teatro, decía que lo atraía más Chejov y su medio tono, que el impetuoso tiempo dramático de Shakespeare. Detestaba además la televisión, un invento maravilloso; pero le parecían chabacanos los programas, donde la frivolidad y la incultura abundaban.
También habló de su labor junto a Fellini, cómo preparó éste "La dolce vita". Dijo que Fellini había pensado primero en Paul Newman para su papel, pero le pareció que Mastroianni tenía aspecto de hombre común y se adaptaba más al personaje; cosa que a él no lo ofendió, pues no se considera un "latin lover". "Hola hombre", dirigida por Marco Ferreri, fue la película que más le gustó en las que actuó. "Viaje al principio del mundo", la última película en la que trabajó, la dirigió Manoel De Oliveira, y le sorprendó la vitalidad de éste con sus 88 años.
Al hacer un recuento de su vida, cita en resumen, el cuento de Kafka "El pueblo más cercano": la vida es asombrosamente corta, aún para ir al pueblo más cercano, en el lapso de una vida normal y feliz, no alcanza para empezar el viaje; aún teniendo buena suerte.
 El acierto de Anna María Tató, en este film, es referirse sólo a lo primordial de la vida de Mastroianni; éste sí menciona, la felicidad que le causó el nacimiento de su hija Chiara, que tuvo con Catherine Deneuve y los dibujos escolares de Barbara, su primera hija.Esta película, excelente para nos, hecha en Portugal por Tató, que también colaboró en el guión con Francesco Tató y Giovanni Fiore Coltelacci y una fotografía muy buena de Giuseppe Rotunno; dura 98 minutos que pasaron volando. Un adicional en el DVD, de regalo: la escena impagable del baile de "Ginger y Fred", con Mastroianni y Giullieta Masina, aquella inolvidable película de Federico Fellini.
J. C. Conde Sauné

lunes, 15 de octubre de 2012

¿Adónde conseguí este libro? Imposible acordarme, quizás en una librería de usados por Avda. de Mayo o el Parque Centenario. Me sucede a menudo, compro un libro, lo "picoteo", como le llamo yo a la lectura de un libro salteando hojas. Pero ahora lo leí de cabo a rabo: "Balzac en pantoufles" por León Gozlan. La edición de "Calmann Lévy Éditeur" (París 1890). El libro, verdadera joya, está bien cuidado y creo que fue encuadernado, de nuevo, por su antiguo propietario.
León Gozlan (1803/1866), novelista y ensayista francés, fue amigo de Balzac (1799/1850) y se propuso hacer una biografía de él, en pantuflas (tomando el sentido literal), pero más bien de "entrecasa". Un poco a la manera del "Borges" de Bioy Casares, pero no llevando un diario como éste, sino con un texto más estructurado de 14 capítulos. En el prólogo Gozlan asevera: "Estos testimonios son raros hoy en día, dentro de algunos años serán dudosos; más tarde seguramente equívocos". Así nos enteramos, que Balzac llevaba una vida a espaldas de la popularidad. Escribía de la medianoche hasta el alba; si tenía amigos invitados a cenar, a las siete de la tarde se despedía y los dejaba para irse a dormir, se levantaba a las doce y escribía hasta el día siguiente. Su preocupación era la construcción de su casa "les Jardies", en las afueras de París. Volvió loco al arquitecto, porque quería unas habitaciones espaciosas, en sus dos plantas y con vista por los cuatro costados; por lo tanto omitió la escalera, con la casa ya terminada. Cuando aquél le dijo: "M. Balzac, cuando quiere que le haga la escalera". Entonces, hubo que hacerla pegada a una pared exterior, otra no le quedaba; en invierno, para ir al piso superior tenía que ir bien abrigado.
Gustaba comer verduras y frutas en gran cantidad; menos mal, que luego lo compensaba tomando mucho café y té. Cuando no escribía, le gustaba salir a pasear de noche y se perdía sin tener noción del tiempo y al lugar que arribaba. Tuvo aspiraciones de escribir teatro y contrató a un colaborador que le iba a aportar ideas. Vivió en su casa un tiempo y cuando le preguntaba si se le había ocurrido algo, aquél le contestaba: "yo no tengo ninguna idea y ud.". También, a pesar que detestaba al periodismo, sobre todo por sus críticas, quiso hacer "La chronique de Paris"; que, supuestamente, iba a financiar el hijo de un banquero con pretensiones en las artes. Después de una comida en su honor, contrayendo deudas, aquél les respondió, refiriéndose al dinero a invertir: "Señores, yo hablaré de vuestro asunto a papá". No obstante este fracaso, "La chronique de Paris" apareció en 1854, pero por poco tiempo. Hizo un alegato escrito en defensa de un tal Peytel, un presunto asesino de su mujer y una sirvienta; según Gozlan, presuntuoso y nada convincente. El acusado fue luego condenado a pena de muerte. Aparte Gozlan, transcribió todo el testimonio hecho por Balzac, en el libro, y me resultó la parte menos interesante.
Pero Balzac era así, desconcertante, como cuando se le ocurrió todas las noches, ir a romperle la pared al vecino con una vara de hierro, sólo porque lo odiaba. Gozlan se preguntaba, como un hombre talentoso podía hacer tamañas chiquilinadas. O las deudas inverosímiles que contraía; ganaba bien como autor, no tanto como Alexandre Dumas, pero suficiente, sino que gastaba más de lo necesario.
En el último capítulo, describe la visita de Victor Hugo a la casa de Balzac, "Jardies". Él admiraba a Hugo, pero prefería a Stendhal, cuya prosa fina y pulida como un cristal, era su parecer, el prototipo de toda prosa, después de la suya. Pero lo recibió bien y pasaron un buena velada; aparte Hugo, le había elogiado la propiedad. Este capítulo es muy interesante, por el encuentro y lo que hablaron estos dos grandes de la literatura. Gozlan se propuso, acertadamente, aportar algunos datos  de la personalidad de Balzac, sin mayores detalles sobre su trabajo literario. El valor de éste, es más que obvio y él sabía que era una obra que sobreviviría el paso del tiempo.
J. C. Conde Sauné

viernes, 12 de octubre de 2012

I REMEMBER CLIFFORD


Arremete, se atropellan
las notas, caen
como cascadas y se abren
hacia afuera. Gorgoteos
gillespianos sacuden
su vibrato y quedan como
flotando en la superficie.

Aguijones de avispas sus agudos
y suaves salpicadas sus bajos.
Clifford un duende raro y
querible. Se fue temprano,
cuando esperábamos que su
magia fuera perdurable
entre los sonidos del siglo.

Está y estuvo siempre de este
lado de lo sensible, aquí
en el disco que gira y
nunca se detiene, como el mundo,
como la savia inacabable,
como el zumbido de una abeja
que llega con la primavera;
y los primeros estíos y las primeras
flores. I remember Clifford.

J. C. Conde Sauné

martes, 9 de octubre de 2012

James M. Cain (1892-1977), según lo que leí en la solapa del libro que voy a comentar, murió casi olvidado. Fue el autor de dos obras maestras del suspenso-policial: "El cartero llama dos veces" y "Pacto de sangre", ambas llevadas al cine. "Mildred Pierce", mi última lectura, escamotea lo policial, pero está presente la naturaleza humana y sus límites. Alguien puede mentir y chantajear impunemente, sin ningún problema de conciencia. Esta novela de Cain, que EMECÉ publicó en 1991, la hizo conocer como "El suplicio de una madre". Un  título bastante errático, para mí, que no se ajusta a la narración. Mildred entabla con su hija Veda, una relación sado-masoquista; la quiere cuidar y protegerla, pero la acosa y sufre humillaciones por parte de aquélla. Es un juego de ida y vuelta. Mildred, casada con Bert, un negociante que experimenta la quiebra en la época de la gran depresión, se separa de él y encara un pequeño emprendimiento. Le va muy bien y usa las ganancias sin ningún control. Satisfaciendo los caprichos de su hija y manteniendo a Monty su amante. Éste de la clase alta, pero ahora quebrado, pasa a ser su gigoló. Un poco, también, para competir con Veda que estudia piano y después canto, llegando a triunfar. El final se avizora en el horizonte, pero la tensión del relato se mantiene. Cain es un especialista en el manejo de sus personajes y construye una novela muy buena; que también se adaptó al cine. La dirigió Michael Curtiz, Joan Crawford fue Mildred y Ann Blyth encarnó a Veda.
J. C. Conde Sauné

viernes, 5 de octubre de 2012

Poema N° 8 ( Cuaderno IV ) * Los mitos


EL TIEMPO, TAMBIÉN UN MITO

Fui hecho con retazos de tiempo y soy savia imaginativa, que se nutre de silencios. Recorrí las calles, que no eran sino bosquejos de mi infancia y de una adolescencia, en donde prevalecía una sola tarde; la que existía porque yo la recordaba.
Era distinta, apenas esbozada por los van goh de las civilizaciones, los que pintan y cincelan armonías perfectas.
Era muy tenue, la distancia entre lo expresado y lo vivido; apenas delineada y muy distante para deletrear su entonces.

J. C.Conde Sauné 

lunes, 1 de octubre de 2012

Gracias a la librería de canjes, que visito cada tanto, voy hacia la literatura como un anticuario. Veo un libro bien encuadernado, algo raro hoy en día, con buen diseño y voy hacia él. Lo miro por dentro, leo algunos párrafos al azar y estimo si puede interesarme. Me ocurrió con un libro de Hulbert Footner, alguien al que nunca leí y luego de hojearlo lo adquirí. Es una novela policial, "Orquídeas trágicas". El título en inglés era "Orchids to murder" (Orquídeas para asesinar). Edición Lauro de José Janés (1946) de Barcelona.
Hulbert Footner (1879-1944), es un escritor canadiense que vivió en Estados Unidos. En el prólogo de Cristopher Morley, comenta que escribió algunas novelas y comedias de menor importancia; pero su verdadera obra para valorar, son sus novelas con temas policiales que suman treinta, que escribía para ganarse la vida. Creó a la detective Mme. Storey, que luego fue reemplazada por Amos Lee Mappin. Y en esta novela que leí, "Orquídeas trágicas", él es el protagonista muy a lo Sherlock Holmes o Maigret. Investiga el crimen de la actriz Mary Stannard, que además era amiga suya. Un núcleo reducido de sospechosos, pruebas fortuitas que no lo convencen;  la policía apremiada por la prensa piensa valerse de ellas. Él, como investigador privado, le informa a aquélla lo que averigua; para que el comisario, con quien tiene una buena relación, no se enoje. Pero sigue investigando a su manera; siempre le da buenos resultados. Aparte le importa poco, si luego la policía se lleva los méritos de la solución del caso. Ironía, intuición y sobre todo cierto análisis sicológico de los sospechosos, lo llevan a Mappin a buen puerto. Quedé satisfecho, me pareció muy buena novela; bien narrada y mejor resuelta. Eso que, a veces, queda tecleando en las novelas policiales. Quisiera encontrarme, con alguna novela más de este autor.
Una apostilla: me causó gracia, en la  hoja que le sigue a la tapa del libro, un sello grande "Sin Canje"; por ahí le hago caso, es un bello libro de apariencia y contenido.
J. C. Conde Sauné