lunes, 31 de marzo de 2014

Valerio Zurlini (1926-1982), fue un director de cine italiano; hoy muy poco mencionado por la crítica especializada. Lo recuerdo ahora, porque estábamos haciendo memoria, de las películas que nos habían gustado, con mi cinéfila "moglie". Coincidimos con una de Zurlini "Cronaca familiare" (1962), difundida aquí como "Dos hermanos, dos destinos". Esta gran película, que yo vi al menos como cuatro veces, está basada en una novela de Vasco Pratolini y actúan, como ellos solos saben hacerlo, Marcelo Mastroianni y Jacques Perrin en los roles principales; obtuvo el "León de Oro" en Venecia. La primera que yo había visto de él "Estate violento" (1959), que también me había impresionado, trabajaban Eleonora Rossi Drago y Jean-Louis Trintignan. Me acuerdo vagamente de "La ragazze con la valigia" (1961), pero sí que actuaban Claudia Cardinali y Jacques Perrin. "Il deserto dei tartari (1976), su último filme, basado en una novela de Dino Buzzati, la considero asimismo una obra maestra; aunque no obtuvo éxito comercial. Zurlini, decepcionado, abandonó el cine. En ese filme habían actuado, entre un gran elenco, Jacques Perrin, Vittorio Gassman, Giuliano Gemma, Philippe Noiret y Max Von Sydow; habiendo obtenido del premio "David de Donatello" en 1977 al mejor director y mejor película.
La filmografía de Valerio Zurlini incluye nueve cortometrajes y nueve largometrajes. Su primer filme, a instancias de Pietro Germi, "La ragazze di San Frediano" (1955), con guión adaptado de una novela de Pratolini, le valió elogios de la crítica. Ése y "La prima notte quiete" (1972) con Alain Delon, Lea Masari y Giancarlo Giannini , con los citados anteriormente, son los más nombrados.
Según los pocos datos biográficos que encontré de Zurlini, nos dicen que nació y murió en Italia. Durante la Segunda Guerra Mundial luchó, junto a los aliados, contra la ocupación nazi en Italia. Estudió en la Facultad de Letras de Roma, siendo sus primeros pasos en el teatro. Cuando dejó el cine, pudo mantenerse haciendo doblajes de películas extranjeras. Si bien su producción fue escasa, estamos agradecidos por habernos brindado "Crónica familiar" y "El desierto de los tártaros"; dos filmes maravillosos.
J. C. Conde Sauné 

jueves, 27 de marzo de 2014

Siempre consideré a Clark Terry uno de mis trompetistas preferidos. Él está en una línea que viene de Red Allen: sonido denso, fraseo en la melodía con más "legato" que "stacatto"; línea que luego seguirían Fast Navarro, Kenny Dorham, Thad Jones y en cierta manera Chet Baker. Terry no entró en la dicotomía Dizzy Gillespie-Miles Davis (exuberancia armónica-fraseo forzado). Por eso disfruté mucho el video que vi: "Jazzwoche Burghausen 2000" (Alemania). Al frente de su quinteto, con sus 80 años, integrado por él (trompeta y flugerhorn), Sylvia Cuenca (batería), Don Friedman (piano), Marcus McLaurine (bajo)  y David Glasser (saxo alto). Interpretan: "On The Alamo", "Somewhere Over The Rainbow", "Elijah", "Mood Indigo" y "The King" (44:22 para el regocijo).
De Clark Terry ya dije lo que pienso, aparte tengo varias grabaciones de él con las orquestas de Ellington y Basie; y algunos combos, siempre destacadas. Me alegró verlo, a su edad, con asombro por su fuerza y enjundia, sentado en un banquito haciendo maravillas con la trompeta y el flugerhorn. A Don Friedman lo conocía por registros que tengo de él y es un gran pianista. Me asombró sí, Sylvia Cuenca una "drummer" asombrosa; con una habilidad increíble para sugerir el ritmo, cruzando los "beats" en forma vertiginosa en los tres tambores laterales. También destaco al saxo alto David Glasser de sonoridad densa e impetuosa y al "bass" Marcus McLaurine que completan este quinteto impecable.
Estuve en Alemania hace 14 años; fui a ver a este quinteto fantástico y regresé, todo en menos de una hora.
J. C. Conde Sauné 

lunes, 24 de marzo de 2014

Estoy en tiempo de relecturas. Volví a leer "Sociología Argentina" de José Ingenieros. Era un libro que había leído, creo que treinta años atrás. Me acuerdo porque me lo prestó un compañero de trabajo, que realizaba tareas contables conmigo, en una compañía de seguros. Mis recuerdos, siempre los fijo por mis lugares de trabajo. En aquel tiempo sirvió para comprender la realidad argentina, esa que ningún libro de historia enseña. Es cierto que la sociología, es otra disciplina; pero creo que es la única que muestra la situación histórica real de un país. Lo demás creo que es ficción, igual que una novela histórica; a las cuales no leo nunca. "Sociología Argentina" con "Facundo" de  Sarmiento y "La ciudad indiana" de Juan Agustín García, fueron para mí tres libros fundamentales para comprender la evolución de la sociedad nuestra y entender la realidad actual. Uno se pregunta siempre: ¿porqué un país como el nuestro, con tantos recursos, está sumergido en la pobreza y con tanta gente excluida? Aún escucho que, estudiosos y analistas políticos, les endilgan la culpa a gobiernos anteriores y a sucesivas dictaduras. Es cierto, que estas últimas incentivaron el atraso: noche de "los bastones largos" y desguace de la educación; represión y socialización de la deuda privada, aumentando la deuda externa casi siete veces más. Gobiernos posteriores con contubernios políticos y corrupción. Concentración de los recursos en pocas manos y más deuda externa, entregando todo.
Ahora cuando uno lee "Sociología Argentina" encuentra en esas páginas, tan lúcidas lo siguiente: una Revolución de Mayo no consensuada entre moderados como Saavedra o jacobinos extremos como Moreno; resultado, una anarquía de más de veinte años. Exclusión social de indios y mestizos, no participan ni son tomados en cuenta para nada y les sacan las tierras que ellos ya trabajaban; se la considera gente inferior como etnia. Son utilizados luego por Rosas para sus fines de poder político y económico, algo que se repite más tarde con casi todos los caudillos políticos y llega hasta nuestros días con los gobernadores feudales de provincias. Carlos Octavio Bunge lo define muy bien como el "caciquismo político". Todo lo que viene después, es muy conocido para nosotros: Roca (genocida y apropiándose de tierras) con matanza de indios, el paternalismo y más exclusión con el poder conservador y las falsas opciones populistas, que en realidad Ingenieros no llega a analizar. No comparto con Echeverría, J. B. Alberdi, Sarmiento y el propio Ingenieros, que estudia a los tres, la supremacía de razas. Pienso que cuando se quiere construir una nación, hay que hacerla con todos sus habitantes y no tiene que haber exclusión alguna. Los hombres que formaron nuestro país, cometieron ese error. En la actualidad, los villeros son los indios y mestizos de otrora, a los que todavía les quitan las pocas tierras que les quedan y además maltratan.
Salvo algunos reparos, como dije, esta "Sociología Argentina", "Facundo", "La ciudad indiana";  y "Antecedentes y primeros pasos de la Revolución de Mayo" de Esteban Echeverría, ayudan a comprender el mal comienzo de la historia argentina. Lo que viene después, con una clase intelectual acomodaticia, muy poco propensa a la autocrítica y más proclive a entrecruzar errores o culpar a los imperialismos de turno; es decir no haber aceptado nunca nuestros propios errores y la falta de reflejos para tomar el camino correcto a tiempo.
17-05-2004   *   J. C. Conde Sauné

lunes, 17 de marzo de 2014

Los hombres pasan y las empresas quedan, así decían. Eso podía ocurrir en el pasado, pero ahora sucede todo lo contrario. O quizás, también lo inaudito, algunos hombres y empresas desaparecen por completo. Cuando uno deja una empresa o "lo dejan" de una empresa, rara vez se pregunta lo que sucedió con esa empresa. La vida nos va llevando por ahí tratando de subsistir, sin preocuparnos en lo más mínimo por la suerte de ese lugar. Además algunos compañeros son circunstanciales, ligados a nosotros sólo por las tareas diarias; por lo tanto se pierde asimismo ese contacto. Es cierto, que se recuerda con cariño algún lugar de trabajo más que otro. A mí me sucedió con la Editorial Abril, una porque al ser editora de revistas se estaba más conectado con la palabra y  lo que se expresa a través de ella. Si bien yo trabajaba en tareas contables, realicé alguna que otra traducción del francés para revistas y libros que se editaban. Y recuerdo el paso por la editorial, entre tantos otros, de Ana Godel (además de periodista, artista plástica y con quien hablaba a menudo), Homero Alsina Thevenet, Marcelo Pichon Rivière, Miguel Briante ( a quien conocía de antes), Magdalena Ruiz Guiñazú y David Almirón.
La Editorial Abril jaqueada por el gobierno de turno, corrían los turbulentos años setenta, fue vendida por César Civita y se despidió a gran parte del personal; entre los que yo me encontraba. Al poco tiempo se fue de Alem y Paraguay; entonces perdí todo contacto. Supe por una ex-compañera, que se habían mudado a la calle Suipacha y que siguieron despidiendo gente. De ahí en más fue todo una nebulosa, de las tantas que nos acontecen en la vida. Por eso me sorprendió hace más de un año, precisamente el 20-12-98, leer en el suplemento de "Clarín- Cultura y Nación"  ( y lo recuerdo ahora porque encontré el recorte del diario que había guardado) el artículo escrito por Pablo De Santis en "Cuatro historias bajo el sol". Allí relata como terminó sus días la editorial. Su incendio, mientras trabajaba en Villa Carlos Paz inventando romances del verano para "Radiolandia". Primero la incertidumbre de no saber, a la distancia, la magnitud del hecho; luego el regreso y ver la redacción calcinada, ya no estaban los tabiques y paneles que las dividían. Más tarde una mudanza a otro edificio y después las revistas que dejaron de aparecer, una por una, hasta su cierre total.
Me pareció muy bueno el final del relato, cuando cuenta que visita el lugar incendiado, busca su escritorio y retira sus efectos personales; pero deja la novela de Keneth Fearing "El gran reloj" que no había terminado de leer. Como una señal de buena suerte, dejar algo en un lugar que uno abandona. Curiosamente confieso, que tampoco terminé de leer "El gran reloj"; extravié el libro y sólo había leído casi la mitad. Pero cuando me despidieron de Abril, dejé un jarrito en el que tomaba café; no como una cábala especial, sino porque mis compañeros me dijeron: "déjalo por ahí conseguís un buen laburo y te comprás otro mejor". En cambio, en mi antiguo lugar de trabajo, hubiera dejado no sólo el jarrito sino también mis gratos recuerdos antes que un libro; como hizo De Santis.
Pero, en fin, creo que la querida Editorial Abril merecía ese tributo.
23-01-2000   *   J. C. Conde Sauné        

jueves, 13 de marzo de 2014

En el libro "Jazz  A-Z"  de los críticos ingleses Peter Clayton y Peter Gammond, que a veces consulto como buen  aficionado al jazz que soy, encontré esta expresión "Tango Belt". Los autores la definen como un nombre popular del área de Nueva Orleans; que rodeaba el famoso distrito de Storyville lleno de cabarets, cafés y "honky-tonks" (lugares de timba). Se sabe que la palabra "tango" llegó al Río de la Plata (Argentina y Uruguay), con los inmigrantes africanos y significaba "reunión". Se dice también lo mismo, de "canyengue" y "milonga"; como que nuestro tango, asimismo, ostentó un origen prostibulario.
Pero volviendo al jazz, Storyville el barrio de Nueva Orleans, fue declarado por las autoridades zona de prostitución tolerada en 1897; tomó su nombre del concejal Sidney Story, responsable de su creación. En 1917 fue cerrado y luego se urbanizó la zona. Antes, precisamente, en la zona llamada "Tango Belt" iniciaron su trayectoria muchos músicos de jazz y la llamaban "El distrito". Algunos dijeron que su cierre, hizo que el jazz se alejara de Nueva Orleans. Algo de cierto hay en eso, ya que muchos de ellos se habían ido para Chicago. Pero otros dicen que el jazz ya se había difundido a otras ciudades; favorecido por la irrupción de músicos blancos con gran talento e influenciados por las raíces afro y europea.
J. C. Conde Sauné 

viernes, 7 de marzo de 2014

La mujer siempre tuvo, en el tango,  un rol muy especial  y entre las obras muy conocidas  y memorables están: "Gricel" (José María Contursi-Mariano Mores), "Malena" (Homero Manzi- Lucio Demare), "Madame Ivonne" (Enrique Cadícamo-Eduardo Pereyra), "María" (Cátulo Castillo-Aníbal Troilo) y "Margo" (Homero Expósito-Armando Pontier). Son estas composiciones, que a mí me gustan siempre escuchar, sobre todo cuando las cantan Alberto Marino, Fiorentino, Alberto Podestá o Roberto Goyeneche. En esos tangos la mujer es tratada con cariño, aunque sea un amor trunco. En otros tangos, muy cantados, como "Ivette", Pascual Contursi no deja muy bien parada a la percanta: "Mina que fuiste el encanto/ de toda la muchachada/ y que por una pavada/ te acoplaste a un miché". Lo mismo Celedonio Flores en "Margot", de entrada no más le dice: "Se te embroca desde lejos, pelandruna abacanada,/ que has nacido en la miseria de un convento de arrabal,/ porque hay algo que te vende, yo no sé si es la mirada/ o ese cuerpo acostumbrado a las pilchas de percal". Bueno, es cierto, también en estos días hay alguna que otra pelandruna abacanada, pero me gustan más los que están en la onda de "Madame Ivonne", "Gricel", "María" o "Malena"; en estas letras la mujer no es la mala de la película o hay culpas compartidas. José María Contursi (el hijo de Pascual) le dice a su Gricel: "y con mis besos te aturdí/ sin importarme que eras buena"; todos sabemos como termina la historia después de un tiempo, cuando él queda viudo, vuelve a los brazos de la mujer que inspiró su tango famoso.
En un tanguero sentimental como yo, hay otros tangos que también me agradan  y que son menos difundidos: "Así es Ninón" (Marsilio Robles-Juan Larenza), "Claudinette" (Julián Centeya-Enrique Delfino), "Rosicler"  (Francisco García Jiménez-José Basso), "Malva"  (Cátulo Castillo-Enrique Delfino),  "Rubí"  (Enrique Cadícamo-Juan Carlos Cobián),  "Rosa de Tango"  (Luis Rubistein), "Soledad, la de Barracas" (Carlos Bahr-Roberto Garza),  "Mimí Pinson"  (José Rótulo-Aquiles Roggero),  "Margarita Gauthier"  (Julio Jorge Nelson-Joaquín Mora), "Tamar"(O. Nuñez-Osvaldo Berlingieri) y "Verdemar" (José María Contursi-Carlos Di Sarli). Y en ciertas grabaciones de estos tangos me vienen a los oídos las voces singulares de Alberto Marino,  Mercedes Simone,  Roberto Rufino, Orlando Verri, Horacio Molina, Roberto Goyeneche, Pedro Dátila y Fiorentino. Hay otras composiciones, sin letras, también dedicadas a ellas pero las que tienen poesía conservan su encanto. No podemos vivir sin pensar o soñar con las mujeres; y el tango, música sensible como pocas, lo supo muy bien.
J. C. Conde Sauné         

lunes, 3 de marzo de 2014

Poema N° 30 ( Cuaderno IV ) * Los recuerdos

Podía recordar la primera búsqueda
de sus manos
                     en los pechos pequeños
y los labios apretando el estupor.
¿Quedaba algo de aquéllo?


recordaba sus labios y
profano sensitivo
quisiera recordarla toda


¿En qué laberinto del Perú
                                         ondularía su cuerpo?
¿Y si estaba muerta?
Sólo una certeza:
el roce de su cabello
                               transparente
y el buril de la tarde
grabando un entonces.


J. C. Conde Sauné