viernes, 30 de marzo de 2018

NÉSTOR MARCONI Trío - "Bien de arriba", es una grabación del año 1999, que encontré en "You Tube" y vale la pena destacar. Componen este trío: Néstor Marconi (bandoneón), Leonardo Marconi (piano) y Oscar Giunta (contrabajo).
Son once los temas de este registro:
*1) "La última cita" (A. Bardi-F. García Jiménez)  *2) "Bien de arriba" (N. Marconi-L. Marconi)  *3) "Mi noche triste" (S. Castriota-P. Contursi)  *4) "Motivo de Enero" (N. Marconi-L. Marconi)  *5) "Amurado" (Pedro Maffia-Pedro Laurenz)  *6) "Alfredeando" (N. Marconi)  *7) "Gallo ciego" (A. Bardi)  *8) "Milondombe" (Milonga candombe) (N. Marconi)  *9) "Los mareados" (J. C. Cobián-E. Cadícamo)  *10) "Corrientes arriba" (N. Marconi)  *11) "Loca bohemia" (Francisco De Caro)
Me agrada mucho este registro y la conjunción que hay en el acompañamiento de Néstor Marconi. Leonardo Marconi, su hijo, se destaca en el piano y Oscar Giunta, en el bajo, usa el arco en cuatro composiciones: "La última cita", "Gallo ciego", "Los mareados" y "Loca bohemia"; muy pocos contrabajistas se acuerdan del arco, Paul Chambers, en el jazz, era uno de ellos.
Marconi, en una entrevista, dijo que hace el arreglo de un tema y deja que el ejecutante improvise sobre la marcha; algo que Piazzolla hacía con el "Octeto Buenos Aires". Allí también confiesa, que admiraba el sonido y el swing de Astor, en el bandoneón.
La selección, de las obras, es muy buena. Aquí están Agustín Bardi, Pedro Maffia-Pedro Laurenz, Juan Carlos Cobián y Francisco De Caro; más las de Néstor Marconi y Leonardo Marconi. En  "Alfredeando", dedicado a Alfredo Gobbi, en los imprevistos cambios de acordes, hay mucho de él y su impronta en el tango. Maravillosos, los casi ocho minutos de "Los mareados"; excelso el solo de Marconi en el bandoneón y el resto del trío. Cada tanto volveré a escuchar esta grabación; está entre las que perdurarán en el tango.
J. C. Conde Sauné

viernes, 23 de marzo de 2018

MILES DAVIS "Seven Steps To Heaven" es un CD, grabación de Abril 1963-Hollywood y Mayo 1963-New York; difundido por "Columbia". Miles Davis (trompeta) fue acompañado por Víctor Feldman (piano) 1-3-5, Herbie Hancock (piano) 2-4-6, George Coleman (saxo tenor) 2-4-6, Frank Butler (batería) 1-3-5, Anthony Williams (batería) 2-4-6 y Ron Carter (bajo) 2-4-6
Los temas interpretados:
*1) "Basin Street Blues" (Spencer Williams) -10:28-  *2) "Seven Steps To Heaven" (V. Feldman -M. Davis) -6:22-  *3) "I Fall In Love Too Easily" (Sammy Cahn-Jule Styne) -6:45-  *4) "So Near, So Far" (Tony Crombie-Benny Green) -6:58-  *5) "Baby Won't You Please Come Home" (Ch. Warfield - C. Williams) -8:26-  *6) "Joshua" (Víctor Feldman) -7:00-
Éste es uno de los registros "post-bop", de Miles Davis, que más valoro; aquí el sonido de su trompeta no suena forzado, en los temas: "Seven Steps To Heaven", "So Near, So Far" y "Joshua". Con un acompañamiento de Herbie Hancock, Ron Carter, Tony Williams y George Coleman de gran categoría. En el folleto, que acompaña al CD, escrito por Bill Milkowski, Miles le dice que Herbie, Ron y Tony mantenían una afinidad insólita secundando en los temas. Con una versatilidad y réplica rápida, a la velocidad de un rayo en la interpretación.
Las otras tres composiciones, con Miles secundado por Feldman en el piano y Butler en batería, más cercanas blues, son igualmente significantes. Davis usa la trompeta con sordina y le da una calidez incomparable. Feldman, en el piano, lo ayuda a que ese logro se cumpla. Hace mucho tiempo que tengo este compacto y me satisface comentarlo; la buena música, es una parte de mi vida.
J. C. Conde Sauné      

miércoles, 14 de marzo de 2018

LA HOJA DE DIARIO AMARILLENTA *

Desplegó la hoja de diario, amarillenta, sobre las rodillas y miró hacia el costado. Como para iniciar una conversación. Observé la hoja de soslayo y entrecerré los ojos haciéndome el dormido. Ése había sido un día muy malo para mí y no tenía ganas de hablar con nadie. Pero él, ya estaba conversando con el vecino del otro lado. Estábamos sentados, en los asientos del fondo en el colectivo 91; esa vieja albóndiga amarilla, que llega vaya uno a saber donde. Mis ojos ahora abiertos, nuevamente, como por encanto y leían los nombres, en una propaganda del cine Ópera, de Gary Cooper y en otra, de un cine que me olvidé, el de Fred Astaire y un aviso de fijador Palmolive, con un tipo de pelo brillante y tirante, parecía peinado por una lamida de vaca. El diario era viejo y uno se preguntaba, porqué demonios el tipo lo había guardado. Pero él seguía hablando con el muchacho de al lado: "Creeme pibe era otra vida, yo me casé en ese entonces y ahorrando unos pesos del sueldo, durante unos meses, nos compramos todas las cosas para la casa. Ahora, decime quien ahorra y quien compra. Era otra vida y la fiesta de mi casamiento duró como cuatro días. Empezó un viernes y terminó el lunes. Yo hubiera querido que el tiempo se detuviera allí. Éramos jóvenes, los sueños y los proyectos  no tenían fin. Ahora también tenemos proyectos, pensamos vender el departamento y largarnos para afuera. Falta poco para jubilarme y pienso achicar mi presupuesto. Si uno se va a vivir afuera, puede sembrar algo y criar algunos animales y de hambre no se muere".  "Así es, es así -asentía su vecino, un muchacho vestido con unos yins gastados y de unos veintitantos años- ya no se puede hacer nada y lo peor de todo es que nosotros tampoco tenemos salida. Yo tengo una tía que se fue hace años a  Canadá, sé bastante bien el francés y mejor el inglés y estoy haciendo un curso de computación y en cuanto termine me largo para allá".  "Yo nunca pensé en irme, -dijo el hombre de la hoja de diario- esto para mí siempre era un paraíso, algo en lo que uno siempre podía creer y esperar una vejez tranquila. Mirá esta hoja de diario, es vieja, está amarilla, pero se mantiene intacta. Ves, uno la puede leer, de este lado la cartelera de los cines y de este otro, hay un artículo sobre la vida nocturna en Buenos Aires. Las orquestas de tango en la capital hermosa y arrogante, Miguel Caló, Troilo, Pugliese y las noches de garufa en el Tabarís o Chantecler".
El hombre seguía casi monologando y el colectivo ya entraba en Lima y enfilaba hacia Constitución y era llegar y bajarse, el muchacho, que le llevó el apunte al pobre hombre, delante de mí rumbo a Temperley o Quilmes o adonde sea; pero pronto estaría en Montreal o Vancouver y el haber nacido aquí sería un accidente. Lo vi bajar y también vi al hombre que se quedaba con su hoja amarillenta sobre las rodillas, la doblaba, con manos temblorosas, para guardarla en el raído portafolio de donde la había sacado. ¿Qué sería de ellos dentro de un año, y de mí? Entré al hall de la estación, con un tremendo olor a grasa, a café requemado y orín de los baños, yendo hacia el indicador. Una tristeza muy grande me afligía, Se podía decir que si no hacía fuerza, iba a lagrimear como un idiota. Un atolondrado, que corría para alcanzar el tren, me llevó por delante y me devolvió a mi realidad y mi mano tocó, en el bolsillo, la carta-despido, que me entregara la jefa de la Oficina de Personal: "lo despedimos por reordenamiento administrativo...". Un eufemismo por: "lo rajamos a la mierda y agarre lo que le damos". A pedido de la gerente de Contaduría que me apreciaba, no me mandaron el telegrama, menos mal. Y me pagaban todo.
Cuando me encaminaba hacia la plataforma, para tomar el tren, los canillitas hacían flamear los diarios de ese 29 de diciembre de 1980. Dentro de sus hojas, ya se escondía el inevitable amarillo de un lamento.
J. C. Conde Sauné     *Integra el tomo "Mis cuentos diversos"   

sábado, 3 de marzo de 2018

Poema N° 44 ( Cuaderno IV ) * Variaciones

la draga es un fantasma gastado
en medio de la soledad ancha del río
equiparando imágenes
retuercen las olas el cielo
con su mirar brillante
de plenitud anochecida.
J. C. Conde Sauné