martes, 27 de marzo de 2012

Si uno quisiera hacer un canon entre las vocalistas de jazz, aún considerando un antes y un después, tendría que nombrar a Bessie Smith, Billie Holiday, Ella Fitzgerald y Sarah Vaughan. Pero hubo numerosas cantantes importantes en el jazz y recuerdo algunas: Bertha Chippie Hill, Alberta Hunter, Ivy Anderson (de recordada actuación con Ellington y su preferida), Lena Horne, Carmen McRae, Betty Carter, Dakota Staton, Helen Merrill y Helen Humes (injustamente olvidadas), Dinah Washington, Abbey Lincoln, Urszula Dudziak y Cassandra Wilson (las más recientes); y las tres grandes vocalistas que tuvo Stan Kenton: Anita O'Day, June Christy y Chris Connor. Pero me gustaría comentar una grabación de la primera, Anita O'Day, para algunos la más grande cantante blanca de jazz. Una voz sugestiva, sensual, de notable perfección en el fraseo y el scat, con una sensibilidad muy especial. Tengo un CD de ella con Stan Kenton. Pero hoy, me voy a referir a otro CD: "Anita O'Day's finest hour", editado por VERVE. Tiene 18 temas que van de 1955 a 1962. ¿Cuáles prefiero? Diría que todos, pero destaco: "Honeysuckle Rose" y "Sweet Georgia Brown" (acompañada por la orquesta de Buddy Bregman), "Little Girl Blue" y "¿What is This Thing Called Love? (c/Billy May y su orquesta), "Let Me Off Uptown" (c/Gene Krupa y su orquesta, más un portentoso solo de Roy Eldrige en trompeta y acompañando también en el canto), "An Occasional Man" y "Peel Me a Grape" (con el conjunto del vibrafonista Cal Tjader), "Boogie Blues" y "The Balled of the Sad Young Men" (con la orquesta de Gary McFarland y dos grandes arreglos), "God Bless the Child" (una magnífica interpretación, del tema de Billie Holiday y Herzog; se arriesga con algo que Billie hacía de maravillas y que era en su voz una exhortación, O'Day le da un tono de ruego o súplica "Dios bendice/protege al niño", la acompaña Barney Kessel en guitarra), "When Sunny Gets Blue" y "Sing, Sing, Sing" (c/Russell García y su conjunto), "Them There Eyes" (c/ el cuarteto de Oscar Peterson), "Anita's Blues" (c/ el trío del pianista Bud Lavin) y "The Party's Over" (c/Bill Holman y orquesta).
Anita O'Day (1919-2006), cuyo nombre real era Anita Belle Colton, había nacido en Chicago y se dice que un día, escuchando a Billie Holiday, se decidió por el jazz. Aprendió la lección de Lady Day: "cuando cantas, tienes que ser tu misma".
J. C. Conde Sauné 

viernes, 23 de marzo de 2012

Acabo de leer "La vida breve" de Juan Carlos Onetti. Tal vez no me haya gustado tanto como "El astillero" y casi igual que "Juntacadáveres". Precisamente, en 1950, con "La vida breve" inicia un ciclo con novelas ubicadas en la ciudad imaginaria de Santa María, situada posiblemente en su país de origen, le siguen "El astillero", "Juntadáveres", "Dejemos hablar al viento" y "Cuando ya no importe". No leí estas dos últimas, siempre se lee a los saltos.
El estilo de Onetti es atrapante y a uno lo envuelve y lo obliga a seguir leyéndolo, aún cuando como en el caso de "Juntacadáveres" y "La vida breve", la tensión de la novela  decaiga por momentos. Pero es un poco el mundo ambiguo y desconcertante de los antihéroes del escritor uruguayo, que vivió largo tiempo en Buenos Aires, situando sus novelas un poco acá y otro tanto en Montevideo y ese lugar imaginado por él, llamado Santa   María.
En "La vida breve", el protagonista central Brausen, fantasea en crear un argumento para una película y este personaje se va fusionado con los protagonistas reales de la novela, hasta, hacia el final, adueñarse del relato. Es cierto, que Onetti no descubre nada nuevo al crear una novela dentro de la novela; pero, a veces, no se trata de inventar o renovar algo, sino simplemente de narrar una historia que atrape al lector, aún sabiendo que el mundo de Onetti no es agradable para este mundo exitista,ya que siempre se trata de perdedores. Muchas veces creo, al leerlo, sobre todo en "El astillero", que refleja de una manera patética y feroz nuestra realidad, aun sin tomar partido ni ser panfletario. Su mundo es ése y es nuestro, por cierto, y lo tomamos como tal. Hacia el final de la novela, el Inglés, uno de sus personajes, murmura: "...se alimentaba de minúsculos misterios sin importancia. Cuando le llegó la hora de la muerte, creyó salvarse diciendo que tenía sueño". "Brindemos con los vasos vacíos" -propone más adelante.
8-01-2005   *   J. C. Conde Sauné 

martes, 20 de marzo de 2012

"Swimming-pool"  (La piscina) el filme de François Ozon, incomoda a cualquier espectador amante del cine chatarra; pura cámara secuencia, planos escasamente iluminados y efectos especiales sin ton ni son. El argumento quedará para los amantes del "cine arte", como  llaman, en las casas del alquiler de DVD, al cine no truculento que intenta contar una historia.
Pero a mí, me sigue gustando el cine como el que hace Ozon, apenas sugerido y yendo de a poco, para que los personajes saquen todo lo que tienen adentro. Esta película de trama sencilla, con personajes poco queribles; son gente que viven en este mundo como el de los editores de libros  y ahí tengo un escozor: ¿Para qué escribo, si el mundo de los editores es más o menos igual al que muestra la película? Todo vale para conseguir un éxito y disfrutar en casas veraniegas, como la que le ofrece el editor a la protagonista que encarna Charlotte Rampling; una escritora un  poco agotada de tanto escribir éxitos y de ser la amante de su manager, que por supuesto busca aventuras nuevas, dejando hijos por ahí a la deriva tomando drogas y en maratones de sexo libre. Como la que aparece en esa casa de fin de semana, hija que tuvo con una ex-amante y está en la piel de una magnífica Ludivine Sagnier. Y escritora-amante e hija dejadas de lado, se unen en un crimen gratuito, cometido por ésta y apañado por aquélla; para un ajuste de cuentas con el padre-editor-amante. Todo dicho así parece sencillo, pero Ozon le saca el jugo a sus personajes, que por momentos producen un genuino rechazo. ¿Pero es algo irreal del mundo en que estamos viviendo? Y cierra "bien": crimen impune, cuya víctima fue el pobre camarero de un bar, novela publicada con otro editor (porque a mitad del camino, deja la novela policial que escribía y toma como argumento la novela inédita de la madre fallecida que le da la hija de aquél, donde habla de la relación con su madre) y exitosa, hija que sigue ¿féliz? su ruta y editor cariñoso con otra de sus hijas.
La película es muy buena, pero no la que uno quisiera volver a ver. ¿Será porque creemos que algún día todo puede cambiar, para ser un poco más humanos?
20-10-2007    *    J. C. Conde Sauné

jueves, 15 de marzo de 2012

Simenon, sigue siendo una atracción para mí. Encuentro en sus novelas, mucho más de lo que me ofrecen ciertas novelas actuales, en la literatura francesa. Donde, supuestamente, allá y aquí, innovar significa no decir nada. Oralidad insípida, sin cafeína.
"La esclusa nº 1" de Georges Simenon, nos ofrece una certera radiografía, de parte de la sociedad burguesa. Acumula dinero, basurea a las escalas sociales de más abajo y llegado el caso, también mata. Todo eso, puede llegar a ser Emile Ducrau, dueño de embarcaciones y explotación aledañas. Gassin, un empleado suyo, antes su amigo, cae bajo sus garras. El omnipotente Ducrau lo puede todo, pero ante un intento de ser asesinado, interviene el comisario Maigret. Intuitivo y con escasas pericias policiales, hace su juego. El que más le gusta, agarrar al ratón, ya sin fuerzas para escapar. Para escribir todo el entorno de esta novela, Simenon necesitó menos de 200 páginas. Fiel a la tradición de la literatura francesa; lo nuevo es su visión de esta burguesía arribista, que constituye el poder del dinero. Très bien.
J. C. Conde Sauné 

martes, 13 de marzo de 2012

Es un axioma, en el mundo del hampa no hay lugar para los débiles. Así lo demuestra "L'enfant" (El niño), la película de los hermanos Dardenne. Bruno (Jeromi Renier) delinque, hasta ver frustrada la venta de su hijo, por la oposición de su pareja, Sonia (Deborah François). Se ve apretado por los hampones; para restituir la pérdida del dinero por la venta fracasada. La mujer lo abandona y un último robo termina mal. Una anécdota muy simple y bastante familiar, para los que vivimos aquí en el cono sur. Y con este simple argumento, Jean y Luc Dardenne vuelven a demostrar que no hacen falta efectos especiales, largas persecuciones con autos que vuelan y explotan y truculencias por doquier, para hacer una muy buena película.
Excelente actuación, dirección y guión; deberían verla los bisoños directores nuestros, que pierden el tiempo por el sur buscando identidades. La realidad está muy cerca, sobre todo en las grandes ciudades; donde no pocos chicos se crían, prácticamente, solos y en la calle.
25-01-2008   *   J. C. Conde Sauné

viernes, 9 de marzo de 2012

Osvaldo Fresedo tenía una orquesta, que siempre me gustó escuchar; pero salvo algún disco 78 rpm., por ahí suelto, no estaba presente en mi discoteca. Alguna vez mencioné, que él creó una línea distinta dentro del tango, apartada de Julio De Caro que fue la más prolífica. Su estilo era más pausado, un compás con menos notación en el ritmo; la contracara de Pugliese. Aparte, empleaba una cantidad de músicos poco usual en una orquesta típica. Recuerdo haberla visto, acá en un club de Quilmes, con Fresedo dirigiendo afuera del escenario parado en una silla y los músicos apretados dentro del escenario. Incluyó el arpa, el vibráfono y la batería, algo inusual en ese entonces. Cuando vino Dizzy Gillespie,a  la Argentina, tocó con él y grabó unos temas; era, sin duda, uno de los referentes del buen tango.
Bueno, recupero parte de mi sentimiento y mi afición por el tango; me compré un CD: "Osvaldo Fresedo y su orquesta típica", editado por EMI "From Argentina to the world". Con una muy buena presentación y un destacado comentario de Julio Nudler; traducido también al inglés, en donde "El Pibe de la Paternal", como se lo llamaba a Fresedo, pasa a ser "The Kid from la Paternal". ¡O my God!
Este CD tiene 20 temas, todos instrumentales con grandes arregladores: Emilio Barbato, Roberto Pérez Prechi y Roberto Pansera (éste, un músico poco nombrado integró con su bandoneón el "Octeto Buenos Aires", antes que Leopoldo Federico. Dos de las mejores grabaciones de Susana Rinaldi, las hizo con él: "Mi voz y mi ciudad" y "La mujer del tango"). 
Los temas del CD de Fresedo: "Para lucirse", "Prepárense", "Triunfal" y "Contratiempo" (A. Piazzolla), excelentes y muy bien adaptados a la manera de la orquesta, por lo complejos y un poco ajenos al estilo de Fresedo. "Mi viejo reloj", "El once", "¿Por qué?" y "El espiante"(O. Fresedo). Me quedo con "Mi viejo reloj" y "El espiante" (éste con un muy buen arreglo, con disonancia a lo Shostakovich). Otros temas de excelencia y ejecución: "Adiós muchachos" (J. C. Sanders-C. Vedani), "Tema en Fa" y "En mis noches" (José Márquez), "Apasionado" (R. Pérez Prechi) y "Preludio Nº 3" (R. Pansera). Completan este registro: "A la parrilla" (C. Figari), "La puñalada" (Pintin Castellanos), "La viruta" (Vicente Greco), "A todo trapo" (G. Gómez), "La trampera" (Aníbal Troilo), "De pura cepa" (J. Ceglie-A. Molina) y "La guitarra milonguera" (R Lambertucci-E. Kay), con apenas un poco menos de excelencia. Pero estoy contento de tener este CD en mi bulín.
J. C. Conde Sauné 

martes, 6 de marzo de 2012

"Le mythe de Sisyphe" de Albert Camus, es otro de los libros adquiridos, también, en la Feria del Libro pasada. Este libro, lo había leído hace muchos años traducido al español; esta vez lo compré en francés, un poco para volver a leerlo, ya que el otro lo presté y no me fue devuelto. (El eterno fin de algunos de mis libros).
"Le mythe..." a pesar del posmodernismo y las aguas que corrieron, en el campo de la cultura, no ha perdido su vigencia. La original manera de Camus de abordar los temas que trata y desarrollarlos con una claridad conceptual, hace que su lectura no sea engorrosa ni difícil.
De algunos capítulos tomo frases que resumen su visión del mundo. En "L'absurde et le suicide": "Tomamos el hábito de vivir antes de adquirir el de pensar. En esta carrera que nos precipita todos los días un poco más hacia la muerte, el cuerpo salvaguarda este avance irreparable". De "Le suicide philosophique": "Existe de hecho la evidencia que parece del todo normal, es que el hombre es siempre víctima de sus verdades". De "L'homme absurde": "¿Qué es en consecuencia el hombre absurdo? El que sin negarlo, no hace nada por lo eterno". Aquí algo, que es toda una definición de lo que es la creación literaria, "Philosophe et roman": "Crear, es vivir dos veces. La búsqueda a tientas y ansiosa de un Proust, su meticulosa colección de flores, de tapices y angustias no significan otra cosa". En "L'espoir et le absurde dans l'oeuvre de Franz Kafka": "Todo el arte de Kafka es obligar al lector a releer. Sus desenlaces, o sus ausencias de desenlaces, sugieren explicaciones, pero no son reveladas y que exigen, por aparecer fundadas, que la historia sea releída bajo un nuevo ángulo". Esto corrobora, lo que afirmara en mi comentario sobre Beckett y que por suerte cuento con la ayuda de Camus, sin complicidad e interés del lector, por leer y releer, no hay obra. Una vez comenté que cuando releí "Don Quijote", había encontrado nuevas visiones de la España de la Inquisición. Kafka admirablemente, como todo gran creador, prenunció un  mundo sin sentido y absurdo, al que nos han llevado, algunos de los malos e incompetentes gobiernos y la voracidad de los grandes capitales que influyen, a veces, en ellos. Descuidando, además, nuestro medio ambiente.
Camus imaginaba a Sísifo dichoso, a pesar que los dioses lo habían castigado con subir la roca continuamente a la montaña porque, según él, la lucha eterna por alcanzar la cima puede colmar el corazón del hombre. No sé si en la humanidad, hoy por hoy, hay dicha por llevar la roca cuesta arriba cada día, pero sí estoy seguro, obstinación. En cada arremetida esperamos, algún día, que la roca quede arriba y no vuelva a  caer. ¿Utopía?
15-11-2004     *     J. C. Conde Sauné

viernes, 2 de marzo de 2012

Poema Nº 59 ( Cuaderno I ) * Variaciones

BÚSQUEDA

Una nube en el lecho de las calles.
Donde surca el agua verdosa.
Del musgo que roe el aposento.
De pies que muerden el reposo.
Del que mucho ha esperado.

J. C. Conde Sauné