martes, 6 de marzo de 2012

"Le mythe de Sisyphe" de Albert Camus, es otro de los libros adquiridos, también, en la Feria del Libro pasada. Este libro, lo había leído hace muchos años traducido al español; esta vez lo compré en francés, un poco para volver a leerlo, ya que el otro lo presté y no me fue devuelto. (El eterno fin de algunos de mis libros).
"Le mythe..." a pesar del posmodernismo y las aguas que corrieron, en el campo de la cultura, no ha perdido su vigencia. La original manera de Camus de abordar los temas que trata y desarrollarlos con una claridad conceptual, hace que su lectura no sea engorrosa ni difícil.
De algunos capítulos tomo frases que resumen su visión del mundo. En "L'absurde et le suicide": "Tomamos el hábito de vivir antes de adquirir el de pensar. En esta carrera que nos precipita todos los días un poco más hacia la muerte, el cuerpo salvaguarda este avance irreparable". De "Le suicide philosophique": "Existe de hecho la evidencia que parece del todo normal, es que el hombre es siempre víctima de sus verdades". De "L'homme absurde": "¿Qué es en consecuencia el hombre absurdo? El que sin negarlo, no hace nada por lo eterno". Aquí algo, que es toda una definición de lo que es la creación literaria, "Philosophe et roman": "Crear, es vivir dos veces. La búsqueda a tientas y ansiosa de un Proust, su meticulosa colección de flores, de tapices y angustias no significan otra cosa". En "L'espoir et le absurde dans l'oeuvre de Franz Kafka": "Todo el arte de Kafka es obligar al lector a releer. Sus desenlaces, o sus ausencias de desenlaces, sugieren explicaciones, pero no son reveladas y que exigen, por aparecer fundadas, que la historia sea releída bajo un nuevo ángulo". Esto corrobora, lo que afirmara en mi comentario sobre Beckett y que por suerte cuento con la ayuda de Camus, sin complicidad e interés del lector, por leer y releer, no hay obra. Una vez comenté que cuando releí "Don Quijote", había encontrado nuevas visiones de la España de la Inquisición. Kafka admirablemente, como todo gran creador, prenunció un  mundo sin sentido y absurdo, al que nos han llevado, algunos de los malos e incompetentes gobiernos y la voracidad de los grandes capitales que influyen, a veces, en ellos. Descuidando, además, nuestro medio ambiente.
Camus imaginaba a Sísifo dichoso, a pesar que los dioses lo habían castigado con subir la roca continuamente a la montaña porque, según él, la lucha eterna por alcanzar la cima puede colmar el corazón del hombre. No sé si en la humanidad, hoy por hoy, hay dicha por llevar la roca cuesta arriba cada día, pero sí estoy seguro, obstinación. En cada arremetida esperamos, algún día, que la roca quede arriba y no vuelva a  caer. ¿Utopía?
15-11-2004     *     J. C. Conde Sauné

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