martes, 20 de marzo de 2012

"Swimming-pool"  (La piscina) el filme de François Ozon, incomoda a cualquier espectador amante del cine chatarra; pura cámara secuencia, planos escasamente iluminados y efectos especiales sin ton ni son. El argumento quedará para los amantes del "cine arte", como  llaman, en las casas del alquiler de DVD, al cine no truculento que intenta contar una historia.
Pero a mí, me sigue gustando el cine como el que hace Ozon, apenas sugerido y yendo de a poco, para que los personajes saquen todo lo que tienen adentro. Esta película de trama sencilla, con personajes poco queribles; son gente que viven en este mundo como el de los editores de libros  y ahí tengo un escozor: ¿Para qué escribo, si el mundo de los editores es más o menos igual al que muestra la película? Todo vale para conseguir un éxito y disfrutar en casas veraniegas, como la que le ofrece el editor a la protagonista que encarna Charlotte Rampling; una escritora un  poco agotada de tanto escribir éxitos y de ser la amante de su manager, que por supuesto busca aventuras nuevas, dejando hijos por ahí a la deriva tomando drogas y en maratones de sexo libre. Como la que aparece en esa casa de fin de semana, hija que tuvo con una ex-amante y está en la piel de una magnífica Ludivine Sagnier. Y escritora-amante e hija dejadas de lado, se unen en un crimen gratuito, cometido por ésta y apañado por aquélla; para un ajuste de cuentas con el padre-editor-amante. Todo dicho así parece sencillo, pero Ozon le saca el jugo a sus personajes, que por momentos producen un genuino rechazo. ¿Pero es algo irreal del mundo en que estamos viviendo? Y cierra "bien": crimen impune, cuya víctima fue el pobre camarero de un bar, novela publicada con otro editor (porque a mitad del camino, deja la novela policial que escribía y toma como argumento la novela inédita de la madre fallecida que le da la hija de aquél, donde habla de la relación con su madre) y exitosa, hija que sigue ¿féliz? su ruta y editor cariñoso con otra de sus hijas.
La película es muy buena, pero no la que uno quisiera volver a ver. ¿Será porque creemos que algún día todo puede cambiar, para ser un poco más humanos?
20-10-2007    *    J. C. Conde Sauné

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