domingo, 30 de octubre de 2016

CHICK COREA - "Trío Music, Live in Europe", es un LP difundido por ECM Records y grabado en 1984 (Suiza / Alemania). Este trío estaba integrado por Chick Corea (piano), Miroslav Vitous (contrabajo) y Roy Haynes (batería); es uno de mis discos de vinilo que más valoro.
En el Lado 1 tenemos:
1) "The Loop" (Ch. Corea) 6:29 - Gran sincronización del trío. Solos de Corea y Vitous para destacar y Roy Haynes bateando como se debe; un gran "drummer".
2) "I Hear A Rhapsody" (Fragos/Baker/Bard/Gasparre) 6:40 - Corea plantea el comienzo y el bajo lo sigue complementando el compás. Un swing alucinante y maravilloso del trío; Haynes se sale de la vaina. ¡Soberbio!
3) "Summer Night" (Dubin/Warren) * "Night And Day" (Cole Porter) 14:23 - Hermosa composición, la primera, Corea le saca el jugo con notas ligadas, en el comienzo, y el "bass" siempre ahí sosteniendo el compás. Siguen los tres improvisando hasta el final y enlazan la composición de Porter, ejecutada con un swing a todo trapo. El trío le saca chispas al tema y un solo asombroso de Vitous. Haynes les da una buena mano. ¡Un logro!
En el Lado 2 tenemos:
1) "Prelude N° 2" (Aleksandr Skriabin) * "Mock Up" (Ch. Corea) 12:19 - Una interpretación brillante de Corea, la de esta composición de Skriabin, llevándola hacia el blues e improvisando sobre la misma y acoplándola luego a un tema suyo, como si fuera una sola. Un Corea muy inspirado.
2) "Hittin' It" (R. Haynes) 5:19 - Haynes se manda una fiesta aparte con la batería y se luce como un gran baterista; quizás no muy reconocido por el jazz. Timbales, platillos y bombo son un solo espectáculo. ¡Bravo Roy!
3) "Mirovisions" (M. Vitous) 11:30 - Este gran bajo checo, creció a la sombra del notable Scott LaFaro; un referente en el arte de improvisar y soltarse del acompañamiento. En su tema Vitous, usa el contrabajo con el arco, haciendo el efecto de un cello. Corea, con escasas notas, lo acompaña en el juego. Luego se agrega la batería. Algo asombroso, el jazz tiene eso de bueno, no aburre y siempre sorprende.
En la contratapa del LP, hay un verso de Chick Corea: "¿Can you hear it?/ If you can, it's yours/ ¿Do you like it?/ If you do, it's your pleasure" (...) Es más largo, pero esos cuatro renglones lo dicen todo.
J. C. Conde Sauné               

viernes, 21 de octubre de 2016

Estuve reviviendo mi juventud cinéfila, volví a ver "Repulsión" filme dirigido por ROMAN POLANSKI (1965 - Reino Unido). Los críticos no supieron como encasillarlo: ¿filme de terror, drama o thriller? Para simplificar, podemos decir que es una gran película; en donde el drama no está exento de suspenso. Carol Ledoux, su protagonista, padece una sicosis relativa al sexo. Ella vive con su hermana Helen, en un departamento en Londres y trabaja en una casa de belleza como manicura. Conoce a un pretendiente, Colin, pero la relación no avanza debido a su aversión sexual. Más cuando escucha, en la pieza vecina, los ajetreos de su hermana con Michael; un hombre casado que viene, a veces, a pasar la noche con Helen. Carol asediada por Colin, que quiere formalizar su relación, empieza a desequilibrarse; algo que no augura nada bueno. Y empeora cuando no cuenta con la protección de su hermana, que viaja a Italia, por unos días, con su amante.
Polanski es un maestro en al arte de filmar, rayano a la perfección. Elije a los actores pertinentes para tal fin: Catherine Deneuve, en el rol de Carol, hace una tarea brillante. Lo mismo Yvonne Furneaux (como Helen), John Fraser (Colin) y Ian Hendry (Michael) en los roles principales; todos en un nivel sobresaliente. El guión: R. Polanski, Gérard Brach y David Stone. La fotografía: Gilbert Taylor y la música del baterista Chico Hamilton; un equipo formidable todos dieron lo suyo, para este filme que obtuvo el "Oso de Plata" (1965) en el Festival Internacional de Cine de Berlín.
J. C. Conde Sauné     

sábado, 15 de octubre de 2016

Me agrada volver a los libros ya leídos, porque es una manera de encontrarse, nuevamente, con algo que uno guardó y pensaba releer; aparte de comentar en mi blog.
GILBERT K. CHESTERTON escribió una serie de cuentos policiales, publicados con el título "Las paradojas de Mr. Pond". "Espasa-Calpe", en 1940, los publicó en su recordable "Colección Austral".
Mr. Pond, funcionario del gobierno, se entretiene con sus amigos, el capitán Gahagan y otro funcionario estatal, sir Hubert Wotton, a resolver los casos que les llevan o que les contaron. Emplea los contrasentidos de las paradojas; algo que desconcierta a sus amigos y a la gente que le trae algunos hechos que no se resolvieron.
El libro contiene ocho cuentos magníficos, destaco: "Anillo de amantes", en donde un caso antiguo Mr. Pond lo resuelve en una cena a la que fue invitado; "El crimen del capitán Gahagan", "El hombre inmencionable" y "El terrible trovador" (donde en el comienzo, Mr. Pond plantea una paradoja para aclarar un asesinato: "En la naturaleza hay que ir muy bajo para encontrar cosas que van tan alto"; también hay reminiscencias de los crímenes de la rue Morgue de Poe). Completan el tomo: "Los tres jinetes del Apocalipsis", "Cuando los médicos están de acuerdo", "Míster Pond, el polichinela" y "Una exageración".
Chesterton (1874-1936) fue sin duda, uno de los escritores relevantes de la literatura inglesa, de un estilo deductivo y atrayente. Román A. Jiménez, el traductor, lo ha sabido respetar y ha hecho una labor impecable con estos cuentos.
J. C. Conde Sauné  

jueves, 6 de octubre de 2016

IDEAS PARA ESCRIBIR UN CUENTO

"Hay una idea que permanece solapada, quizás previamente oculta. Es como un enorme musgo que se va extendiendo y abre sus extrañas vetas... Hay que alimentar esa idea y dejar que se extienda y avance sigilosamente, hasta convertirse en algo sólido". El escritor pensaba y hacía planes. Al principio eran muy vagos y no muy persistentes. Fluían, permanecían, aunque luego se alejaban. Con el idioma no había problemas. Estaban muy lejos los días, en los que escribir una palabra era un sufrimiento. Las increíbles composiciones escolares, largando las palabras como venían, sin ton ni son; eran como irse al garete en cualquier punto y coma y la sintaxis una perra que mordía en cualquier giro idiomático. Ahora, por suerte, todo era muy fácil y hasta soñar y escribir eran un mismo juego. Por ejemplo, si uno quería escribir un cuento, no había más que buscar un personaje, ponerlo en alguna situación. Respetando claro está: la exposición-nudo-desenlace. (¿O ahora está pasado de moda y ya no se usa?) Y lograr un buen cuento. ¿Pero dónde encontrar un personaje? Cuando viajaba en el colectivo, esa mañana, rumbo al trabajo, se fijó en una mujer como de cuarenta años; de facciones vulgares, pero con unos ojos que le daban una insólita vida a ese rostro tan anodino. Imaginar a una mujer así, en un cuento, era casi problemático. Habría que colocar los ojos en un primer plano. Si tuviera el talento de Bergman y escribir fuera como filmar, pensaría que ella era Ingrid Thulin o Liv Ullmann y dejaría la lapicera (por no decir la cámara) como dos o tres minutos en esos ojos, mientras una sonata para piano y fagot de Camille Saint-Saëns jugaría entre las letras-imágenes. Sin embargo no había tiempo para detenerse en esa mujer. Ahora, entretanto miraba por la ventanilla, era un hombre caminando bajo la lluvia, hojeando tranquilamente el diario debajo del paraguas. Ese hombre, aparentemente, no tenía problemas, quizás miraba si había acertado la quiniela o si el loto lo había sacado de perdedor. Alguna vez, al escritor se le había ocurrido jugar al loto o al quini 6; sería la única manera, en caso de ganar una buena suma, de ocuparse únicamente a escribir y tener algo de tiempo para luchar con los editores, que como se sabe no son mecenas de las artes, ni están para hacer beneficencias con gansos que creen en la literatura. Hasta podría prescindir de ellos y crear su propia editorial. Habría que encontrar un nombre adecuado, como "Dimensión", "Aluvión" o algún otro terminando en "ión". ¿Distensión? Sí distensión, relajarse en el asiento del colectivo también era bueno, antes de llegar al trabajo y luchar con los análisis de cuentas que muy poco significaban para él y a los que dominaba más fácil que las palabras. Aunque para ser justos, era lo único que le había dado de comer. Una manera práctica, de cargar de combustión esa máquina que se llama cuerpo y que genera electricidad, a esa otra que se llama cerebro. Era una dependencia abyecta si se quiere, pero que, como algunas malas relaciones, había que conservarla. Sí, además en los lugares de trabajo había más de un personaje. Recordaba, por ejemplo, los extraños ritos y manías que tenían sus compañeros; aunque él tal vez tuviera alguno, pero habría que poner a otro escritor enfrente, para que a su vez los observara. Volviendo a las costumbres: recordaba, por ejemplo, a una chica, en el escritorio de al lado, que me hacía reír, porque a todas las palabras las interpretaba con un doble sentido; por lo general obsceno y yo tenía que aguantar la risa delante de un auditor o gerente. ¿Qué pasó? ¿Y esta transferencia de tercera a primera persona? ¿Es que el escritor se esta transformando en personaje? Sería una de las cretinadas más abominables, ya se sabe que toda anécdota autobiográfica, es una estafa para el lector; que no está para aguantarse onanismos intelectuales de ninguna índole. Sí, una sana y fresca recreación de la realidad, por más enferma y marchita que ésta se encuentre. Y darle a los lectores, esa savia generosa salida de nuestra imaginación.
¡Ah, la libertad creativa y con lo fácil que era escribir un cuento! Vista las circunstancias habrá que retractarse, y decir que esa idea que permanecía "solapada", se quedó ahí "solapa-na-da". Un fiasco de idea, la verdad, para el escritor de marras. ¿O amarrado?
J. C. Conde Sauné
      

sábado, 1 de octubre de 2016

Poema N° 68 ( Cuaderno IV ) * Nenúfares

Tarde color naranja,
cielo de otoño.
Guardan tus hojas dormidas,
el silencio de siglos acontecidos.
Tarde color naranja,
cielo quieto.
El crepúsculo enhebra
las ramas de los árboles,
con el rocío que cae.
Si pudieras volver,
verías el último pájaro;
tardío aletear,
en la semipenumbra que llega.
Siempre llega, llega
como la vida,
que atestigua el oropel
de su encanto, también tardío.
J. C. Conde Sauné