martes, 29 de enero de 2008


Una buena lectura: "En la bahía" de Katherine Mansfield. No había leído casi nada de ella, pero los libros que leo, más que por libre-elección, llegan por elección-limitada. Ahora mi proveedor, en esta etapa de mi "economía recesiva", es una librería de canjes y usados ; muy bien surtida a tres cuadras de casa, aquí en Quilmes. Chejoviano como soy, está de más decir que Mansfield me gusta y sobre todo por su visión poética del relato. No soy muy amigo del relato seco, despojado de brillo poético, aunque esto suene a obsoleto para los discípulos de Barthes. Pero siempre espero algo más de la ficción, para prosa descarnada está el periodismo y allí se justifica ese estilo. Obviamente, por lo general, no leo novelas históricas y de no-ficción. Volviendo a Katherine Mansfield, de las cuatro novelas cortas sobresalen "Preludio" y "Garden-Party"; las dos restantes "En la bahía" y "Las hijas del difunto coronel", también son dos relatos admirables, pero es inevitable que uno se incline más a unos que a otros.
Mansfield decía: "Solamente siendo fiel a la vida, puedo ser fiel al arte" y en sus relatos, vida y poesía conforman una perfecta simetría.
J. C. Conde Sauné

martes, 22 de enero de 2008

Alguna vez hablé del azar, por el cual algunos libros llegan a nuestras manos. Siempre consideré a Borges un gran poeta y leí, con gusto, casi todos los libros que escribió en poesía, incluso sus milongas "Para las seis cuerdas". Es decir, yo creo que él mas que ninguno encontró un lenguaje genuino para nuestro decir poético, limpiando de ripios españolizantes a los que nos tenían acostumbrados Banch, Lugones y cía. Hoy día gracias a las liquidaciones de libros que existen, adquirí otros libros de él que no había leído: "Otras inquisiciones" y "Evaristo Carriego", ahora ya en mis manos como patrimonio de lectura. Y bien, Borges siempre me sorprende, aunque esta vez para mí tardíamente; "Evaristo Carriego" es un libro que debería haber leído hace cuarenta años atrás cuando lo hacía con sus cuentos , poesías y varios de sus ensayos.
¿Este libro es una biografía o un ensayo?. Yo creo que ambas cosas a la vez. Carriego no sólo es su obra, sino su tiempo y su trascendencia en los letristas del tango que vinieron después. Rescato de este libro un párrafo de la sabia visión borgiana, que algunos menoscababan diciendo que era un gran poeta e intelectual, pero desconocía la realidad argentina: "... el argentino, a diferencia de los americanos del Norte y de casi todos los europeos, no se identifica con el Estado. Ello puede atribuirse al hecho general de que el Estado es una inconcebible abstracción; lo cierto que el argentino es un individuo, no un ciudadano. (El Estado es impersonal, el argentino sólo concibe una relación personal. Por eso, para él, robar dineros públicos no es un crimen...)".Bueno esto lo comprobamos día a día, nosotros no tenemos obligaciones ni deberes que cumplir con nadie, aunque sí reclamamos continuamente nuestros derechos y prebendas. Yo diría que lo veo como una enfermedad incurable. Me quedó en el tintero "Otras inquisiciones", que estoy leyendo de a poco.
12-10-2002 * J. C. Conde Sauné

martes, 15 de enero de 2008

Algo que me molesta bastante, cuando leo los suplementos culturales de los diarios y algunas revistas literarias, es el continuo lloriqueo y la autoestima exacerbada de algunos intelectuales nuestros. ¿Complejo de inferioridad o resentimiento? ¿Son genios y nadie los tiene en cuenta?
Pero los veo muy a menudo: primero atacando a Borges, Bioy o Cortázar, cuyas presencias en la literatura, mal que les pese, son indiscutibles. Después viene el desprecio por el Premio Nobel de literatura, cada vez que un escritor, extraño para ellos, lo gana. Y a casi nadie le interesa, ya que para esta gente es poco importante. Es cierto que no lo ganaron Kafka y Proust, los autores más grandes del siglo que pasó; pero Anatole France, Pablo Neruda, Camus, Sartre, Faulkner, Quasimodo, Montale, Toni Morrison, Saint-John Perse y T. S. Eliot, lo justificarían.
En fin, la literatura no se hace con lamentos, sino "por prepotencia de trabajo", como decía Roberto Arlt.


J. C. Conde Sauné

viernes, 11 de enero de 2008


Leer a Toni Morrison, es siempre gratificante para los que amamos el jazz, allí la cultura negra se manifiesta en todo su esplendor y decadencia. Porque las llagas humanas están expuestas en cualquier raza que fuere, aunque los racistas opinen lo contrario. En "La canción de Salomón", que acabo de leer, Macon Muerto uno de sus personajes principales, es un arribista para quien el dinero es todo; porque sabe que así va a ser mejor considerado por los blancos de posición acomodada. Macon no es nada distinto, a algunos negros renegados que se pegaron al poder y se olvidaron de sus hermanos. (El boxeador Larry Holmes dijo: "Es duro ser negro. ¿Has sido negro alguna vez? Yo fui negro una vez, cuando era pobre"). "Lechero", su hijo, navega entre las dos aguas: la que asume su cultura y la que trata de renegarla y eso lo aniquila. Morrison es notable para armar y crear contradicciones y conflictos; una maravillosa narradora al fin de cuentas. Ya en "Jazz", una novela que leí hace tiempo, convierte un crimen pasional en una larga balada cargada de blues. Ahí, otra vez, la condición humana y el jazz viviendo en sus personajes, su letanía y su música.
Toni Morrison, a pesar de haber obtenido el Nobel de literatura en 1993, creo que es una escritora poco nombrada y leída. No obstante "Beloved" (1987), fue considerada por el Book Review de The New York Times, como el mejor libro de ficción norteamericana, publicado en los últimos 25 años. Fue la obra más votada entre 200 escritores, críticos y editores. Para mí, también, es una de las grandes novelistas de esta época.

J. C. Conde Sauné

lunes, 7 de enero de 2008

VARIACIONES SOBRE UN CUENTO

"Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí".
AUGUSTO MONTERROSO

"Al despertar, Augusto Monterroso se había convertido en un dinosaurio. Te noto mala cara, le dijo Gregorio Samsa que también estaba en la cocina".
JOSÉ MARÍA MERINO

"Cuando despertó, el dinosaurio estaba en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata. Monterroso, al enterarse, se tomó el 'Tren Bala' en Constitución y fue hacia allá".
JUANKI OCELOTE

jueves, 3 de enero de 2008


En algunas tardes de enero, como ésta de domingo, cuando de repente el cielo se oscurece y empieza a llover torrencialmente, uno mira desde la ventana de un piso alto; ni una persona caminando por la calle, sólo un perro vagabundo cruza hacia la vereda, donde hay un negocio y se sacude debajo de la cornisa.
Son las tardes especiales para pensar, en un día con una lluvia como ésta, sentado bajo el alero de una vieja casa; soñaba de chico con ser grande y llegar a conocer lugares ignotos. Luego con el oficio que podría ejercer, claro de niño el panorama es mucho más amplio y simple a la vez. Me gustaba poder conducir un tren eléctrico del ex-Mitre (hoy Tren de la Costa) y que ese tren me llevara a países remotos, sabiendo de antemano que el límite era Retiro-Delta. Me sentía dichoso, viendo caer el agua, pensando en esas cosas. Eran tardes de lluvias que inspiraban lo increíble. Adonde quedó la imaginación, ahora compelida en este mundo, previsiblemente, tecnológico. ¿Viajar hacia donde dirigidos como robots?. Lluvia tibia y acariciante de verano, lava toda esta limitación en el siglo venidero y soñar no nos costará un centavo.
16-01-2000 * J. C. Conde Sauné