miércoles, 31 de octubre de 2007

Ayer caminando por la Avda. Callao, antes de llegar a Corrientes, al pasar por una librería escuché el piano de Wynton Kelly en la brillante introducción de "Freddie Free Loader" y luego la prodigiosa trompeta de Miles Davis; a pesar de haberlo escuchado tantas veces, me detuve al instante y me quedé sin dar un paso.
Mientras disfrutaba de la música, hojeando algún libro, entre ruidos de vehículos, gente y el trajinar de una avenida céntrica, pensé en el poder que ejerce para mí la música que me gusta, en este caso el jazz y también me acordé de cuando tenía un programa de jazz en una FM, la cantidad de veces que pasé "Kind of Blue"; una de las mejores grabaciones de Miles, sin duda. Cuando terminó ese tema, seguí mi camino y tanteé por los hoteles céntricos el panorama laboral, bastante difícil por cierto. Nunca permanecí más de dos meses sin trabajo y eso, tomando mi tiempo y eligiendo los trabajos.
Seguí caminando por Corrientes, hacia el Obelisco y vi la cantidad de gente que vende cosas por la calle; lo mismo ocurre en Quilmes mi barrio de residencia.
Cinco meses sin trabajo es mucho tiempo, está bien que soy un poeta de costumbres modestas y con Malen nos arreglamos por ahora... Escribiendo estas impresiones me acompañan Bill Evans y Jim Hall: "Turn out the stars", tema que Bill compusiera en memoria de su padre.
Una manera mágica de cerrar el círculo: Miles, Bill y Jim, juntos, me dan ánimos para seguir en este derrotero llamado Argentina.
7-12-2002 * J. C. Conde Sauné

viernes, 26 de octubre de 2007

Transcurren las horas de desasosiego y sin embargo, las acompaño como un amante empedernido; ellas atestiguan mi existencia.


J. C. Conde Sauné

viernes, 19 de octubre de 2007

EN EL BONDI ( 2 ) (Memorias de un pasajero)

Subió radiante y salvaje una noche en Bernal, sacudiendo la modorra de las 23 hs. a los pocos que viajábamos en el colectivo 22. Se paró erguida frente a la máquina expendedora de boletos, casi desafiante como en la selva, cuando junto a Tarzán enfrentaba a tigres y leones.
Esta Jane moderna, tenía el pelo castaño suelto y desgreñado, que enmarcaba una tez color mate y ojos marrones. Vestía una blusita cortita que dejaba el ombligo al aire y el nacimiento de los pechos al desnudo, un pantaloncito tipo minishorts de yin con los bordes desflecados y en vez de sandalias calzaba unas zapatillas deportivas sin medias. Por todo agregado llevaba una mochilita color liana colgada en uno de sus hombros y en la cintura una cartuchera que portaba el celular en vez de puñal.
Uno trataba de imaginar en donde descendería del ómnibus, esta hermosa Diana de la noche, con sus bellas piernas. La única selva posible sería el parque de Villa Domínico; pero no, siguió rumbo hacia la capital. Efectivamente, bajó en Alem y Paraguay. ¿La selva de cemento verde dólar, resultaría tan atractiva para esta chica, como el fulgurante verde de la selva verdadera?.
J. C. Conde Sauné

martes, 16 de octubre de 2007

Contrariamente a Sara Gallardo, Stanley Ellin (1916/86) se propone narrar y lo logra en "La especialidad de la casa" un libro de cuentos (colección Séptimo Círculo), de nivel excelente; donde sobresalen el cuento que da nombre al libro, "La pata del gato", "La reunión en la casa" y "El instante decisivo". Aclaro que es una relectura, a menudo vuelvo a los libros que me gustaron.
Siempre pensé que es más fácil innovar, que atenerse a la lógica al narrar un cuento. Si uno innova y arriesga y le sale mal, muy pocos críticos se dan cuenta y algún esnobista, por ahí, dice que es un nuevo camino para la literatura. Cuando por cierto, hay muy poco nuevo para rescatar. Y lo único nuevo en la literatura, es el ADN de quien escribe: su estilo. Creo que ya lo dije en otra oportunidad, cuando uno crea una composición, siempre hay que tener en cuenta al lector, que es en cierta medida quien completa una obra. Sin lector no hay literatura. Pensar que uno escribe para si, es una burrada. Por suerte Stanley Ellin no pensaba lo mismo. Cuentos como "La especialidad de la casa" (en mi antología personal del cuento, éste sería uno de mis elegidos), nos deja ese asombro de entrar en un mundo ajeno, pero a la vez cotidiano. ¿O no vivimos en una sociedad canibalesca?


10-09-2006   *  J. C. Conde Sauné

sábado, 13 de octubre de 2007

Tardío encuentro con el mundo de Sara Gallardo (1931/88). Había leído algunos relatos sueltos, en revistas literarias y ahora el libro de cuentos "El país del humo". Cuarenta y seis cuentos, de los cuales sólo me gustaron ocho y otros catorce no tanto, el resto es para el olvido. Según se dice, ella experimentó con la "disnarratividad" (?) y los cuentos acumulan palabras a lo Beckett, con la misma persistencia para el dislate.
Cito una entrevista a Alain Badiou: "durante un largo tiempo,el campo del arte estaba minado de dificultades y de oposiciones a las novedades. En el contexto liberal actual, la creación artística representa exactamente lo contrario: todo debe ser nuevo (...) La creación es también la creación de un nuevo estilo y de nuevas reglas, pero no es pura libertad, porque la libertad absoluta es nada de hecho. (...) Si todo es posible, no hay un arte real. (...) La regla que grita que todo es posible y que somos completamente libres, es finalmente la destrucción del arte mismo". En esta respuesta a un reportaje que le hicieran a Badiou, explica mejor que yo, por supuesto, porqué ciertas creaciones de la modernidad y posmodernidad me tienen sin cuidado.
20-08-2006 * J. C. Conde Sauné

martes, 9 de octubre de 2007

¿Cuál, el camino verdadero: el soñado o el que transitamos?
Circunstancias: los sueños y nuestro paso por la vida.
J. C. Conde Sauné

miércoles, 3 de octubre de 2007


¿Donde vi la luna?. Pienso, mientras levanto la cortina de la ventana en la cocina y no la veo por ningún lado, en lo alto del cielo. No obstante,recuerdo haberla visto. Miro por el medio y por las dos puntas de la ventana, nada. ¿Habré alucinado?. Vuelvo a recapacitar: siempre estoy distraído pensando en algo, esta vez mientras enjuagaba una taza.Al apagar la luz de la cocina, intrigado, vuelvo hacia la pileta para guardar el trapo (ballerina) y allí la veo, en un charquito que dejó la pileta, en cuarto menguante. Vuelvo a correr la cortina y otra vez, nada. Miro la pileta y ahí está en el charquito reflejada. En la misma dirección levanto la cortina y sólo alzando mucho la cabeza, pegado a la ventana la veo. Misterio resuelto, pero extraña casualidad la de esta luna que se filtró por un resquicio, entre la ventana y un pliegue de la cortina. Así discurre nuestra vida, entre intersticios, a veces, apenas visible.
J. C. Conde Sauné