lunes, 28 de febrero de 2011

En la librería de canjes y usados que voy, alguien se desprende, de a poco, de los libros de Georges Simenon y yo aprovecho para adquirirlos.
"Monsieur Gallet, décédé" publicado por Planeta como "El difunto filántropo", acomodando un poco el título al traducirlo. ¿No quedaba mejor "El señor Gallet, muerto" o "El difunto señor Gallet"?.
Aquí el inspector Maigret, se lo ve en apuros al encontrar al señor Gallet muerto en un hotel, sin pistas aparentes y usando un nombre falso. Pero él es paciente y poco a poco, irá entrando en un pequeño mundo burgués donde lo que cuenta es conseguir dinero; no importa cómo y sojuzgando a quien sea. Quizás, no me gustó tanto como otras novelas de Simenon, al ser un tanto rebuscada la trama. Pero es importante la descripción, de esa sociedad francesa, en pequeños pueblos como Nevers.
Estafas, chantajes y un posible crimen. Maigret, de mal humor, ahí en el medio resolviendo estos asuntos, de una manera casi sorprendente e imprevista. A él, le gusta jugar un poco al gato y al ratón.
J. C. Conde Sauné

viernes, 25 de febrero de 2011

LONELY CHET

El sonido de la trompeta, anuda los hilos sueltos que cuelgan en el mundo.
Acuerda las pausas de los días alucinados; quiebra la última monotonía de un acorde banal.
Se hunde en la sombra omnipotente del misterio, mientras los pistones marcan los tres pactos secretos de la magia: jazz-cool-Baker.

J. C. Conde Sauné

miércoles, 23 de febrero de 2011

¿Si Pablo Neruda, al margen de la calidad indudable de su poesía, hubiera publicado con su nombre verdadero Neftalí Ricardo Reyes Basualdo, hubiera sido tan conocido?
Pero eligió un seudónimo, basado en el apellido del escritor checo Jan Neruda, a quien admiraba. De éste y sus "Cuentos de la Malá Strana", que leí recientemente, me voy a ocupar.
Jan Neruda (1834-1891), cuentista, poeta, novelista y dramaturgo, se hizo famoso por los cuentos citados. Este libro, editado en España por Espasa Calpe, contiene diez cuentos y una novela corta de una calidad notable: "El señor Rysanek y el señor Schlegl", donde dos personas enemistadas conservan una relación atípica; "La mujer que redujo al mendigo a la miseria", aquí el humor despiadado se da con un juego de contrasentidos; "El doctor misántropo", un hombre decidido a no tener contacto con el género humano a pesar de su profesión, salvo en un caso muy especial; "En la fonda de las Tres Lilas", en donde la muerte y el placer ocasional se encuentran; "La misa de San Wenceslao", la particular aventura de un chico dispuesto a oír una misa muy especial; "Escrito en el día de difuntos", una mujer que entabla una singular devoción hacia dos hombres fallecidos y "Figuritas...", una "nouvelle" estimable, hecha a retazos, como digno cierre del libro.
Los cuatro cuentos restantes son también sobresalientes, pero nombro los siete primeros por los temas y sus originales enfoques.
Ahora, al revés, pienso que Pablo Neruda debería, con su nombre, instar a leer hoy por hoy, a este gran narrador checo.
J. C. Conde Sauné

viernes, 18 de febrero de 2011

Poema Nº 35 ( Cuaderno I ) * Los oficios cotidianos

OFICIO DE NIHILISTA

La vio flotar sin peso
en la deriva de la noche;
olvidó decir: la noche no existe.

J. C. Conde Sauné

lunes, 14 de febrero de 2011

Muchas veces me pregunté, porqué me gusta tanto el sonido de la trompeta de Chet Baker, sobre todo reconociendo que hubo otros trompetistas como Armstrong, Buck Clayton, Roy Eldrige, Dizzy Gillespie, Kenny Dorham o Miles Davis que dejaron su impronta como fundamentales en la historia del jazz. Lo descubrí días recientes, cuando escuchaba "Time on my hands" en un viejo LP de vinilo que luce, en el reverso de la tapa, el título "The lyrical trumpet of Chet Baker" y en donde, en el frente o portada de la misma, Chet tiene a una chica apoyada sobre el hombro y mira con cara soñadora y romántica. En realidad, la trompeta de Baker luce, como lo define la contratapa del disco, de una manera lírica e intimista; me atrevería a decir, como ninguna otra en el jazz.
Cuando escuchamos: "This autumm", "Alone together" o "It never entered my mind" en este registro; o en otros; "My funny Valentine", "Moonlight becomes you" y "Silence", por ejemplo, conmueve su sencillo, pero denso fraseo despojado de inútiles artilugios. Las notas quedan, a veces, como suspendidas en el aire antes de retomar un nuevo compás. Llegamos a pensar en Aristóteles y su tratado de "Metafísica", como si hubiera vivido en esta época gloriosa del jazz.
Cada tanto, se vuelve a escuchar este viejo disco y otros de Chet y se siente que el tiempo y la inmensidad de la nada, son una misma cosa. Baker, en este caso, aportó para que la magia del jazz, sea eterna como el agua. Y mientras el agua y el tiempo fluyan, el jazz también lo hará. Como en este momento, que escucho "Once upon a summertime" y es Chet, no cabe duda.
J. C. Conde Sauné

jueves, 10 de febrero de 2011

EN EL BONDI ( 14 ) Memorias de un pasajero

La empresa en la que trabajaba, se había mudado de Quilmes a Villa Martelli. Comprenderán el sacrificado viaje que yo emprendía, cada jornada, residente en Quilmes. Usaba una manera en la ida y otra en la vuelta, en la que tomaba el 111 o el 140; el colectivo que viniera primero hasta Chacarita y luego el subte, para acortar, hasta Alem y desde allí una combi hasta Quilmes. Pero ése no era el tema,sino narrar un viaje de vuelta, cierta tarde, en el 111. Iba con el cadete que trabajaba conmigo; a veces hablábamos en el viaje y en otras ocasiones, yo escuchaba música en el walkman y el chico en la radio la oral deportiva, siguiendo los aprontes y la campaña del "rojo". Ese día, yo venía escuchando un cassette de Gerry Mulligan, oía un tema hermoso "Ring around a bright star"; cuando sentí un codazo de él, que venía sentado a mi lado. Ya sabía de que se trataba, había subido en el colectivo una chica, pasando la Gral. Paz. Ésa era la degustación diaria, salvo cuando venía con nosotros la secretaria del dueño de la empresa, a la que llamábamos "Encanto"; porque para que mirar afuera, si en casa tenemos algo mejor. Pero ahora veíamos a esa chica que había subido sola y expandía su belleza en esa tarde apagada de otoño. Aparte era raro ver una mujer prolijamente aseada y vestida, en esta era del yin roñoso y zapatillas deportivas. Además, era bueno mirar unos lindos pies en sandalias y no empanados en unas zapatillas grotescas. Pero duró poco el regocijo. Antes de llegar a Beiró, vimos que ella miraba por la ventanilla, como tratando de ubicar una calle. Pero no, le estaba haciendo señas a alguien en una parada. Ahora el colectivo se detenía y subía un tipo simiesco que le daba un beso en la boca a la chica y se quedaba, con ella, en la mitad del ómnibus. Mi compañero musitó: "cómo puede ese bulón encajar en esa tuerca". Hablaron un rato y luego parecía que el tipo le recriminaba algo a la chica, mientras ésta puchereaba. Apagué el walkman, ya la música de Mulligan no pegaba en ese ambiente.
Sentados en el fondo, lo que llamábamos la popular, mirábamos a la pareja. El palurdo seguía retando a la chica y ésta parecía que, de un momento a otro, se iba a poner a llorar. Mi acompañante me dijo con bronca: "me levantaría y lo cagaría a trompadas". A lo que yo le respondí: "andá y hacelo pibe, mientras yo consuelo a la chica como buen 'pincha' que soy". Él me empezó a gastar: "ustedes están agrandados, pero no pueden consolar a nadie, un día de estos se van otra vez al descenso". Pero yo no me achiqué: "te fijaste pibe en la pinta del novio, parece un 'barra' de Independiente".
Mientras cambiábamos estos pareceres, la pareja se preparaba para bajar del colectivo. Ya la chica parecía más contenta, por algo que el quídam le decía al oído, mientras le deslizaba un besito. "Este es el colectivo de la injusticia, con lindas pibas, se ven cada chabones -dijo el cadete". Y siguió escuchando, con atención, a la oral deportiva. Quizás un poco amoscado conmigo, con el diablo de Avellaneda no se jode.
J. C. Conde Sauné

martes, 8 de febrero de 2011


En este momento de literatura testimonial de todo tipo , para mi suerte me encuentro nuevamente con Cesare Pavese. Esta vez con obras narrativas, pero donde prevalece su mundo poético; aquél que nos deslumbrara, en nuestra pos-adolescencia con "Lavorare stanca" y "Verrá la morte e avrá i tuoi occhi".
En "La playa" y "Fiestas de agosto", Pavese trasvasa su mundo poético a las narraciones y allí también fascina en relatos como: "El nombre", "Final de agosto", "El maizal" (relato admirable), "Primer amor", "La ciudad" y "Las fiestas". En el mismo tomo, de yapa, deja su impronta de ensayista lúcido, que ya valoráramos en "El oficio de poeta", en "Del mito del símbolo y de otras cosas". Dice Pavese: "La poesía es otra cosa. En ella se sabe que se inventa, lo cual no ocurre en el concebir mítico. La razón de que la poesía pueda nacer siempre y en cualquier lugar y en cambio todo pueblo acaba por salir de su estado mitológico, es que para transformar en fe la invención no basta con quererlo".
Hoy en día, se confunde poesía y literatura con redacción periodística que, a veces, en los diarios está bien explícita. Crear es otra cosa que copiar la realidad, en ésta subyacen tramas y secretos que no salen a la superficie. Vemos a menudo, aquí en nuestro país, jóvenes que matan a ancianos para robarles sus dineros y los diarios dan testimonio de ello; pero "Crimen y castigo" no es lo mismo, es lo que llamamos literatura. Para mi gusto, sigo prefiriendo a Dostoievski o en este caso a Pavese. Después, claro, leo los diarios, pero no busco en ellos literatura sino información; menos en los libros de no-ficción, frecuentemente, maniqueísmo puro.
J. C. Conde Sauné

jueves, 3 de febrero de 2011

Poema Nº 34 ( Cuaderno I ) * Los oficios cotidianos

OFICIO DE VAGUEDAD

Mil muecas tiene la ciudad;
mil manos que se extienden
hacia el vacío absoluto.

J. C. Conde Sauné

martes, 1 de febrero de 2011


Dos películas vistas en el término de tres semanas (pocas, pero muy buenas): "Como una imagen" de Agnès Jaoui y "Conociendo a Julia" de Istvan Szabo.
La primera ambientada en la Francia de hoy, muy al primer mundo, se ve que hasta allí llegan las malas influencias, donde todo lo que se puede mostrar es éxito; a veces no importa como se consiga y también la exclusión, para quien el aspecto físico no coincide con lo que se considera bello, que es el caso de la chica protagonista del film de Agnès Jaoui.
Sin tremendismos y golpes bajos, con un "happy end" que no choca en absoluto, ya que la película mostró todo en ese desfasaje de imagen y contra-imagen no ajeno al mundo, para algunos, de bienestar y consumo. Excelente guión, actuaciones, marcación de roles y música coral sublime. ¿Qué más se puede pedir?
"Conociendo a Julia", una coproducción de Inglatera-Hungría, tiene muchos puntos de contacto con la anterior. Es el problema, que enfrenta una actriz, ya pisando el ocaso y su lucha por permanecer; cuando todo le juega en contra: juventud, arribismo y un todo vale de las estrellitas en ascenso. Un trabajo impresionate de Annette Bening, con ese "glamour" que sólo puede desplegar una actriz de gran talento. El guión basado en una novela de Somerset Maugham (un escritor sin razón opacado, sobre todo en esta actualidad de novelas mediocres, pretendidas como buenas y donde los cánones están a la orden del día) fue un buen sostén para este film en que la protagonista, hacia el final, se autodescubre mientras actúa.
El cine europeo, resiste esta andanada de violencia gratuita, efectos especiales y vacuidad que nos ofrece Hollywood que, desgraciadamente, maneja el mercado.
J. C. Conde Sauné