miércoles, 30 de julio de 2014

Desempolvé uno de mis queridos LP y lo volví a escuchar. Es otra grabación del Modern Jazz Quartet, se trata de "Plastic Dreams" del sello "Atlantic", realizado en Nueva York el 24-05-1971. Es un registro magnífico del legendario cuarteto integrado por: John Lewis (piano y clavicordio), Milt Jackson (vibráfono), Percy Heath (bajo) y Connie Kay (batería y percusión). Además lo acompañan en "Variation on a Christmas Theme" y "Piazza Navona": Snnokie Young y Joe Newman (trompetas), Garnett Brown (trombón), Jim Buffington (corno francés) y Don Butterfield (tuba). Los temas son todos compuestos por John Lewis: "Walkin' Stomp" (4:45), "Dancing" (5:14), "Plastic Dreams" (5:22), "Variation on a Christmas Theme" (4:25), "Trav'Lin'" (4:41), "Piazza Navona" (6:36) y "England's Carol" (5:20).
Incluye este Long Play un excelente comentario de Martin Williams. En "Walkin' Stomp" él dice: "... con esta textura tan compleja y melódica hace pensar al oyente, ¿cómo hacen para ser tan perfectos improvisando?". Creo que eso vale también para "Dancing", con un swing impresionante y un solo de Lewis impecable. En "Plastic Dreams" Lewis ejecuta el clavicordio, también de maravillas, ayudado por Heath y Connie Kay en la percusión. Dice Williams, de este tema, que es una idea muy cercana de lo que es el que es el jazz tango y el ragtime tango de Scott Joplin. En "Variations on a..." se agregan los instrumentos de viento, haciendo una conjunción impecable con el clavicordio y el vibráfono. En "Trav'Lin'", otra vez transcribo a Williams: "... ejecutada tan bien que va a sorprender a muchos oyentes (...) Algo así como un agitato muy laxo (...) tendrán que perdonar mi aparente contradicción cuando escuchen a Lewis y Heath usando el echo-plex"; también la mía, este rebote de sonido me suena a música pop, pero por suerte el "Modern Jazz Quartet" es otra cosa increíble. "Piazza Navona" es otra sublime interpretación. Con un acople de los "brass" al cuarteto a la perfección, como si tocaran juntos desde hace tiempo. "England's  Carol", otra vez Lewis en clavicordio y sus compañeros al tono como siempre. Lo que a mí más me asombra en este cuarteto, es el acople del mismo, ocupando y alternándose tanto Lewis, Jackson, Heath y Kay en los espacios indefinidos del compás y el ritmo.
Este es un vinilo que aprecio mucho y cada tanto lo escucho; aparte mi viejo Ken Brown se pone chocho. Me olvidaba, excelente la tapa del LP; es un estupendo dibujo de Stanislaw Zagorski.
J. C. Conde Sauné 

sábado, 26 de julio de 2014

Tenía deseos de volver a leer a Henry James, entonces saqué de mi biblioteca "La lección del maestro" editado por "Fabril Editora" en 1962, para su recordada colección "Los libros del mirasol". Tiene tres cuentos: "La lección del maestro", "La muerte del león" y "La próxima vez". Son tres relatos notables para una enseñanza de la literatura; creo yo, más útiles que cualquier taller literario.
En "La lección del maestro", Paul Overt un escritor primerizo, con talento, conoce a uno renombrado y acepta sus consejos paternales. Los toma al pie de la letra y se encuentra con una existencia carente de afectos ; aún triunfando en las letras. La lección es muy simple: elige tu camino y toma los consejos con recaudos. Alguien te puede orientar sobre tu creación literaria, pero la vida que quieres vivir es decisión tuya. "La muerte del león", es otro relato ejemplar. Un crítico literario quiere ser el primero en comentar, lo que puede ser la gran obra póstuma de Neil Paraday; un escritor muy conocido. Éste ha estado muy enfermo y se ha recuperado. Empieza a escribir unos borradores y se los muestra al crítico que ha ganado su confianza; éste los encuentra muy buenos. Todo se va dilatando y aquél se queda a su lado, pensando que si no tiene la primicia de su obra, podrá conocerlo mejor y escribir sobre su vida. Anda también otro cronista fisgoneando su intimidad y el primero, para sacárselo de encima, le dice: "La vida de un artista es su obra, y su obra es el mejor lugar para observarlo (...) Mi querido señor, el mejor periodista es el lector más atento". Una buena lección para los críticos literarios. A pesar que el título lo dice todo y el hecho de haberlo leído antes, lo hice de nuevo con placer. "La próxima vez" es una ficción, donde su protagonista Ray Limbert es un gran escritor, pero de poca difusión y venta; por lo tanto pasa reiteradas penurias económicas. Su suegra lo ayuda, pero lo insta a que triunfe de una vez por todas; quiere que le de una buena vida a su hija. La trama es muy irónica, Lambert trabaja para una revista literaria trivial y trata de escribir con poco vuelo, pero igual lo despiden. Su estilo, según el dueño de la revista, es muy elevado para sus lectores. Intenta escribir libros vulgares, pero siempre fracasa. Un crítico amigo los alaba y le dice que no desista en su empeño. Y sigue escribiendo cada vez mejor, aún sin proponérselo, pero sin éxito hasta el fin de su vida y siempre esperando la próxima obra que lo llevaría al triunfo.
Este último cuento, es otra lección del "maestro" Henry James. ¿Qué esperamos cuando escribimos, el éxito o dar lo mejor de nosotros? Ser o no ser ésta es la cuestión decía Shakespeare, por medio de Hamlet.
J. C. Conde Sauné 

martes, 22 de julio de 2014

Jorge Edwards en "Persona non grata", publicado en 1975 en Barcelona por el "Círculo de Lectores", cuenta su experiencia como encargado de negocios en La Habana; enviado por el gobierno de Salvador Allende. Es un libro de ensayo-memoria de su experiencia como "embajador provisorio", aparte del cargo mencionado. Allí, en seis partes de su libro, entrevé  porqué un gobierno autoritario va hacia un fracaso irremediable. Primero, como se pone gente competente para manejar la economía y como se desoyen sus consejos, reemplazándola luego por obsecuentes que dicen "sí" a todo y no objetan nada. A nosotros, esto nos resulta muy familiar en estos últimos años. Además, un poder viviendo en una continua desconfianza con el equipo que lo rodea; los creadores de la cultura,  funcionarios de las embajadas y todo ser viviente que camina por la isla. Una suerte de "stalinismo" a la caribeña.
Hay un capítulo del libro: "Los poetas y el estado" en el que Edwards mantiene una entrevista, antes de salir de Cuba, con Fidel Castro y la presencia de Raúl Roa que no dice "esta boca es mía", en la duración de la misma. Allí Castro le recrimina a Edwards, su amistad con Heberto Padilla y otros escritores renegados de la revolución cubana; tildando a todos de burgueses contrarrevolucionarios. Edwards le contesta que él no puede rechazar a sus amigos poetas porque no simpatizan con el gobierno. Esto irritó muchísimo a Castro y le dice a Edwards que ya envió un informe al presidente Allende sobre su conducta en Cuba. Edwards, aunque no lo expresa, piensa con alivio que si lo echan va a poder dedicarse por entero a escribir, en el peor de los casos. La charla termina distendida, después que Edwards contesta a todas las acusaciones, diciéndole que por ahí va a tener más suerte, con el embajador que manden de Chile en su reemplazo; esto de una manera cómica. En este libro de más de 300 páginas, no me asombró lo que leí; pero me gustó leerlo porque hay muchos entretelones de la diplomacia que el autor pone al descubierto, aún, autocriticándose él mismo.
Los gobiernos autoritarios y dictatoriales. tarde o temprano se caen; no se puede gobernar sin tomar a un país en un contexto general y no parcelado. La lucha de clases, mal que les pesen a los revolucionarios, existen; aún con el supuesto proletariado en el gobierno. Hay que tratar de producir y distribuir, en lo posible, de manera equitativa. Y no pidiendo, sólo sacrificios al pueblo y alimentando a una oligarquía estatal burocrática, que aspira únicamente a perpetuarse en el poder. Afirmaba Hannah Arendt: "El revolucionario más radical, se convertirá en un conservador el día después de la revolución".
Vale la pena leer este libro, es una reflexión sabia sobre el entramado y los vicios del poder absolutista.
4-06-2011   *   J. C. Conde Sauné     

viernes, 18 de julio de 2014

El primero del mes anterior, mi "Breviario" cumplió siete años. Puedo decir que estoy contento que mi blog siga adelante y llegue casi a las 12.000 visitas; algo muy módico, pero me alegra que las mismas, aparte de Argentina en primer lugar, sean de países tan distantes, siguiendo el orden por cantidad como: Estados Unidos, Alemania, Rusia, México, España, China, Ucrania, Países Bajos, Francia, Reino Unido, Canadá, Colombia, Malasia, República Checa, Chile y Uruguay. También otros que ahora no recuerdo, porque son menos frecuentes.
Esta nota es para agradecer, a los que por un motivo u otro visitan mi blog y ojalá lo sigan haciendo. Al fin y al cabo uno no escribe para si mismo, sino como una manera de manifestar lo que uno siente como individuo con la palabra; y aún, a veces, sabiendo que no todos van a compartir inquietudes, sentimientos e ideas expresadas. ¡Bueno, eso es la sal de la vida!
J. C. Conde Sauné 

domingo, 13 de julio de 2014

Me enteré, por los medios, que el 11 de este mes se cumplieron 100 años del nacimiento de Aníbal Troilo (1914-1975). No quiero ser reiterativo, pero siempre sostuve que fue uno de los músicos que más preponderancia, en los arreglos, le dio a sus cantores. Tuvo grandes arregladores, entre ellos: Argentino Galván, Astor Piazzolla, Julián Plaza, Osvaldo Berlingieri y Raúl Garello; pero su orquesta nunca perdió su estilo. Aparte de los músicos que la integraron, de la talla: Osvaldo Manzi, José Colángelo, Osvaldo Berlingieri, Hugo Baralis, Fernando Suarez Paz, Ernesto Baffa, Astor Piazzolla y tantos otros. Además de cantores tan notables como Alberto Marino, Floreal Ruiz, Edmundo Rivero, Fiorentino, Roberto Rufino y Roberto Goyeneche. Igualmente sus grabaciones con la guitarra de Roberto Grela y con el cuarteto; también su labor como compositor. Todo lo mencionado, hacen de Aníbal Troilo un icono dentro del tango.
A manera de evocación, les recomiendo ver en You Tube un dúo de bandoneones de él con Astor Piazzolla. Encontré sólo dos temas: "Volver" (A. Le Pera - C. Gardel) y "El motivo" (P. Contursi - J. C. Cobíán). Son registros antológicos, sobre todo "Volver", el efecto de órgano que hace Troilo, como música de fondo, en el "attack" de Piazzolla, al comienzo de uno de los coros, es maravilloso.
J. C. Conde Sauné       

martes, 8 de julio de 2014

"La torre negra" (1975), es una de las primeras novelas de P. D. James. Aquí Adam Dalgliesh, de Scotland Yard, luego de estar internado por una enfermedad, quiere descansar y olvidarse del trabajo. Inclusive, duda si va a seguir ejerciendo su labor como detective. Recordó la carta de un sacerdote amigo de su padre, invitándolo a una aldea en la que vive. Él es allí capellán de un centro de salud, para gente discapacitada y ejerce su tarea como religioso; tiene además una pequeña vivienda, aparte del lugar citado. Cuando llega, a ese sitio, se entera que el padre Baddeley había fallecido en su casa once días antes; luego de estar hospitalizado y dado de alta por un problema cardíaco. Pide, no obstante, quedarse unos días y  recoger unos libros que Baddeley le ha dejado. En su escritorio, descubre un anónimo dirigido al padre y nota que ha sido violentada su cerradura, cuya llave no encuentra. Allí hay guardados unos cuadernos, donde Baddeley llevaba una especie de diario; curiosamente falta el último y empieza a barruntar que allí hay algo ilógico. Luego se entera de la muerte, tiempo atrás, de un paciente en su silla de ruedas por un raro accidente. Dalglieh se presenta, en la policía local, dándose a conocer sólo para informarse; pero tratando de no involucrarse. Allí le aclaran que todo fue normal, hay un certificado médico de defunción y el accidente en la silla de ruedas, cayendo por un desfiladero, fue un descuido del paciente ya que hay testigos que lo presenciaron. Hay otros hechos sospechosos que hacen que Dalglieh, a regañadientes, termine por inmiscuirse.
Al terminar de leerla, creo que ésta es una buena novela, pero que no está a la altura de "La sala del crimen", "Muerte de un forense" y "Una cierta justicia"; novelas de P. D. James, para mí, impactantes. Puede ser que la novelista, en "La torre negra", le haya dado a su personaje Dalglieh cierta indolencia preconcebida e inclusive dificultad para indagar los casos. Él mismo piensa que la enfermedad, acaecida por un error en el diagnóstico, le ha hecho perder su lucidez. Entonces ocurren baches en la trama, decayendo la tensión narrativa. Pero se deja leer, aparte esta escritora tiene un estilo notable. Este libro está editado en España por "Zeta (B.S.A.)" y muy bien traducido por M. José Rodellar. Un hecho llamativo, cuando me fijé quien había hecho la traducción, encontré esta nota debajo realizada por la editorial: "Ante la imposibilidad de contactar con el autor de la traducción, la editorial pone a su disposición todos los derechos que le son inalienables". Sentí que P. D. James podía haber usado este enigma, sin resolver, para una ficción.
J. C. Conde Sauné      

martes, 1 de julio de 2014

Poema N° 39 ( Cuaderno IV ) * Los recuerdos

Una partitura olvidada,
en cierto atril de la inocencia,
nos acosa,
pero muy
de vez en cuando.
Se filtra tenuemente,
pero en perceptible sinfonía
y puebla nuestra vida,
toda hecha de presentes
con realidades
que van a contrapelo.


Nos gana entonces
algo sin sentido,
que nos llega
como un triunfo tardío.


¡Esas infiltraciones,
galopando sin precisión
por el subconsciente!


J. C. Conde Sauné