viernes, 30 de octubre de 2009


Retomar un libro leído, como dijera en más de una oportunidad, siempre causa satisfacción. "La petite Roque" y nuevamente Maupassant en el candelero.
De los nueve cuentos, me siguen gustando más: "L'épave", "Julie Romain" y "Le père Amable"; aunque los demás, son muy buenos. Pero, a veces, la temática los hace más atractivos a unos que a otros. En "L'épave", es maravilloso como juega la idea del naufragio, con un barco y un amor circunstancial que no llega a consumarse; no por el naufragio en si, pero con el barco, semihundido, que es visitado por los protagonistas de la historia. Lo breve de la oportunidad y la indecisión de ambos, hacen el resto. (Una joya para mostrar como se escribe un cuento). Como la pequeña anécdota de "Julie Romain", explotada al máximo. ¡El arte incomparable de Guy!.
25-10-2005 * J. C. Conde Sauné

lunes, 26 de octubre de 2009


Algún día serás un hombre de bien y te dejarás crecer el bigote, le dijo el padre a un futuro fama pequeñín.
El chico le preguntó que significaba ser un "hombre de bien".
El padre le respondió que no era gran cosa, pero lo importante era que el bigote fuera bien tupido y denotara autoridad y suficiencia, que era en suma lo importante.
J. C. Conde Sauné

jueves, 22 de octubre de 2009


Salvo Shakespeare, Arthur Conan Doyle, G. K. Chesterton y en los últimos años Katherine Mansfield y Joseph Conrad, nunca me detuve en algún autor inglés en especial. Por eso antología que encuentro en el canjero, de literatura inglesa, me la traigo para casa. Conseguí una de la Editorial Signo (Bs. As.) del año 1946, con una buena traducción y prólogo de Oscar Fernández Silva. Son nueve autores: Geoffrey Chaucer, Mary Ann y Charles Lamb, Charles Dickens, Jerome-Jerome (Jerome Klapka), Oscar Wilde, Rudyard Kipling, Chesterton y H. G. Wells.
En un santiamén, me leí las 300 páginas y pico del libro; es una muy buena selección. Nunca había leído a los hermanos Mary Ann y Charles Lamb, que escribieron juntos; aquélla, en un estado de perturbación mental, mató a la madre. Hecho trágico que marcó su vida y terminó al cuidado del hermano.
Tampoco lo había hecho, me refiero a la lectura de Jerome-Jerome y Wells.
Todos los cuentos fueron de mi agrado, pero especialmente destaco los de Dickens y Chesterton, siempre un paso más adelante para mí.
J. C. Conde Sauné

miércoles, 14 de octubre de 2009


Algunos consideran "La vida breve", como la mejor novela de Juan Carlos Onetti, a mí me gustó, pero no tanto como "El astillero" y "Los adioses".
El particular estilo de Onetti, en novelas más largas como "Juntacadáveres" y "La vida breve", hace que la trama por momentos se diluya. Sigo pensando en sus cuentos, tanto como en "El astillero" y "Los adioses", allí la trama se condensa y Onetti cobra un vuelo inusitado, candente y muy original.
En "Los adioses", que acabo de leer, nos lanza sus personajes para que ellos nos armen la novela y nosotros la completemos con la lectura, es la creación literaria que me atrae y cautiva. En esta novela, el almacenero del pueblo se viste de narrador, ayudado por un enfermero y una mucama, que le acercan ciertos datos del personaje; un basquetbolista enfermo y en decadencia que viene a curar su tisis en las sierras. Su escasa locuacidad, hace que aquéllos vayan armando su vida con observaciones. En ese almacén que sirve, también de receptor postal, recibe cartas de distintos remitentes cercanos al personaje: su mujer y una amante. Casi al fin de la narración, dará una vuelta de tuerca la tensión del relato, con la ayuda de una de las cartas. Todo eso, en una forma como al desgaire, negligente y desprovista de emoción. El estilo de Onetti, muy propio en esos aspectos, cercano a Faulkner, pero no tanto como se dice; es incomprensible como la vida misma y en un mundo de perdedores, de los que no disfrutan estos supuestos placeres de la vida moderna. Donde si se tiene, no importa cómo, se es feliz.
J. C. Conde Sauné

lunes, 5 de octubre de 2009


"Memorias desde el subsuelo" de Dostoievski (l864), prenuncia a la novela moderna, especialmente a Joyce y Faulkner. En la primera parte, un largo monólogo interior no es ajeno al autor de "Ulises"; aunque éste elimine la puntuación como novedad.
En el capítulo II, de esa parte, el personaje piensa: "Ahora voy a contarles señores (quieran ustedes o no), por qué ni siquiera he conseguido a llegar a ser un insecto. Lo declaro ante ustedes solamente: muchas veces he intentado convertirme en un insecto, pero no me he juzgado digno de ello". ¡Kafka en "La metamorfosis" con Gregorio Samsa, lo logró!
Yo no he encontrado, en las novelas que he leído, algo muy diferente, en lo conceptual, a Cervantes, Dostoievski y en el siglo que pasó a Kafka. Quizás sea una justificación para, cada tanto, releerlos a los tres y también a Proust que aportó lo suyo en la historia de la novela, al reelaborar el mundo interior que propuso Dostoievski.
La novela de referencia, que el autor encara como un diario, tiene dos partes: "El subsuelo" ( el largo monólogo ya mencionado) y "A propósito de la nieve derretida". Se acumulan en las dos partes de la novela: resentimiento, cargos de culpa y de conciencia, más autohumillación. En esta admirable "nouvelle", Dostoievski deja al personaje a la intemperie, nada lo cubre ni lo sostiene, tampoco, hacia el final de la misma, un posible amor con una mujer tan desdichada como él; a la que denosta.
No sé en que momento tuve este libro y lo leí, puede ser que lo haya prestado y ahí terminó mi pertenencia. Ahora lo volví a comprar y leer. Valió la pena esta inversión.
J. C. Conde Sauné