martes, 30 de julio de 2013

Tengo dos CD con los "Nocturnes" de Chopin interpretados, de manera sublime, por la pianista turca Idil Biret. Cada tanto, cuando los escucho, me envuelve una rara melancolía. Más aún en el invierno, en la penumbra del atardecer. Pero, extrañamente, esa melancolía me hace sentir bien. La música como la poesía, su prima hermana, me colocan en el centro del universo y viajo por sus inmediaciones y vuelvo a mi sillón, al lado de la ventana. Detengo mis fantasías. Ahora estoy viendo, por el visor de la puerta de entrada, la luz del pasillo exterior que se enciende. El nene de los vecinos, del departamento de al lado, corretea y emite un chillido de júbilo; es su grito de guerra cuando la madre lo lleva de paseo. Se oye la voz de ella, muy queda: "cuidado...despacio...no corras". Sonrío satisfecho, yo ya he paseado. Me levanto del sillón, para preparar el mate vespertino. ¿Qué pensaría Chopin, si me viera tomando mates, de mis costumbres gauchescas?
J. C. Conde Sauné

viernes, 26 de julio de 2013

"Las noches de Cabiria",del año 1957, de Federico Fellini, es una de las películas de él que tenía pendiente de ver. Y el tiempo no le ha hecho mella, como los buenos vinos le hizo bien el lapso transcurrido. Giulietta Masina (Cabiria), hace el papel de una prostituta y no obstante el buen elenco con el que contó Fellini, es la figura del filme. Las desventuras de Cabiria, timada por amantes, hacen que uno quiera a este personaje digno de compasión. Y el filme, a pesar de ser crítico y por momentos corrosivo, no deja de ser piadoso para con sus personajes; dejados al costado del camino en una sociedad donde cuentan los triunfadores.
Acompañaron a Masina, con muy buenas actuaciones: F. Perier, Franca Marzi, Aldo Silvani y Amadeo Nazzari, entre otros. Primeros días, de un nuevo año, con este buen regalo para los sentidos.
7-01-2009   *   J. C. Conde Sauné         

miércoles, 24 de julio de 2013


Trago a corto
                    mi ginebra
escuchando Malandraca
                                      con Pugliese:
sonido singular
que arrebata el corazón.

J. C. Conde Sauné

sábado, 20 de julio de 2013

Cuando comencé a escuchar jazz, en mi adolescencia, a el violín no lo tenía presente en su música. Tomé conciencia de ese instrumento cuando, en uno de mis trabajos, Laura una de mis compañeras me manifestó que era hija de Hernán Oliva (1913-1988); un gran músico del cual tenía conocimiento, pero había escuchado muy poco. Laura me oyó hablar de jazz con alguien y me dijo: te voy a traer un disco de mi padre para que lo escuches. Era un LP (disco de vinilo) que me gustó mucho; después se lo devolví sano y salvo como me lo había recomendado. Busqué en las casas de discos y lo único que conseguí fue una cassette de él; luego esta se averió y me quedé sin nada. Ahora, por suerte, se puede encontrar algo en "You Tube".
En la historia del jazz, siempre se consideró al violín como un instrumento prescindible. Se criticó a algunos músicos al hacerse acompañar por cuerdas, entre ellos a: Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Stan Getz, Chet Baker y Artie Shaw. Pero yo me acostumbré a sentirlo en el jazz y tengo varias grabaciones de Stéphane Grappely, Ray Nance con Ellington, Jean Luc Ponty y Joe Venuti. Me detengo en este último, poseo un CD con el cual me deleito frecuentemente: Joe Venuti - Eddie Lang (guitarra). Es un CD doble difundido por "Trumpets of Jericho -History". El primero es una grabación del guitarrista Charlie Christian, con la orquesta y pequeños grupos de Benny Goodman; comentaré en otra oportunidad esta notable joya del jazz. De Giuseppe "Joe" Venuti (1906-1978), hijo de inmigrantes italianos nacido en Filadelfia, se puede decir que fue, a parte de un gran violinista, el primero de importancia en el jazz. Hay que agregar, también, a Eddie South (1904-1962), pero hay poco material grabado de su obra. En el CD de Joe Venuti con Eddie Lang (su verdadero nombre Salvatore Massaro), hay dieciocho temas de un swing impresionante:  "Black And Blue Botton", "Stringin' The Blues", "Wild Cat", "Sunshine" (él y Eddie Lang solos), "Goin' Places", "Doing' Things" (se agrega Arthur Schutt -piano), "Kickin' The Cat", "Beatin' The Dog", "Cheese And Crackers" (en estos tres se incorpora Adrian Rollini (saxo bajo, goofus y hfp), "Penn Beach Blues", "Dinah", "The Wild Dog", "Sweet Sue, Just You", "I've Found A New Baby", "I'll Never Be The Same", "Little Girl", "The Wolf Wobble" y "Raggin' The Scale". En estos últimos temas se incorporan alternándose: Don Murray (cl - b), Frank Signorelli (p), Justin Ring (cymbal), Rube Bloom (p), Jimmy Dorsey (cl - as -b), Joe Tarto (b), Harold Arlem (canta "Little Girl"), Lennie Hayton (p - cel), Paul Graselli (dr), Adrian Rollini (bs -goofus - vib) y Phil Wall (p).
De mi discoteca, este registro es uno de los que más quiero; me gustaría encontrar, algún día, alguno de Hernán Oliva. Ya que, gracias a él y a Laura, mi oído ya se habituó al violín en el jazz.
J. C. Conde Sauné    

martes, 16 de julio de 2013

EL MONO QUE LLEGÓ A SER PRESIDENTE

 
No es que el hombre descienda del mono. Es que sigue descendiendo.
SOFOCLETO (Sinlogismos)
 
Había una vez un mono, un poco más listo que los demás. Dije listo, no preparado o con talento. Sabía sonreír mostrando todos los dientes, palmeaba a los monitos chiquitos en la cabeza y sobre todas las cosas jugaba al fútbol, deporte nacional y popular por excelencia. No era gran cosa con el balón, más bien un tronco, pero hacía monerías y eso a la tribuna le gustaba. Era galante con las monas y sabía como acicalarse para tener imagen. Convenció a los demás monos, que era el elegido. Hubo una oposición suave a su cometido, se sabe que los monos son muy conservadores y para lo único que usan la izquierda es para masturbarse (o hacerse la del mono, hablando mal y pronto).
El día de la elección llegó y ganó por un amplio margen. Ya en el poder, vendió casi toda la jungla. No dejó yacaré con piel, ni león con melena. Los monos en edad de retiro, continúan trabajando, como monos, para comprar una mísera banana. Pero lo siguen adorando, dicen que lo van a reelegir, por su carisma y su desfachatez. ¡Al fin y al cabo son monos y las monerías los llenan de felicidad!
 
J. C. Conde Sauné     

jueves, 11 de julio de 2013

P. D. James trabajó, durante varios años, en el departamento de policía británico y en el de derecho penal. Por lo tanto, cuando escribe sus novelas policiales, corre con ventaja; además de ser una notable narradora. Me atrae y envidio, aunque mi envidia es sana, su manera de bosquejar primero y luego armar la trama. Es como si alguien preparara la escena, donde se va a presentar una obra. En la novela que acabo de leer, otra más de ella, "Muerte de un forense" (editada en Chile por "Ediciones B"), el hecho acontece en el laboratorio de criminalística del forense. Es como aquel viejo dicho: "en casa de herrero cuchillo de palo". Allí es asesinado un forense, el doctor Edwin Lorrimer, en su propio despacho de jefe del laboratorio. Era un hombre no muy querido por sus colaboradores. Cuando interviene Adam Dalgliesh, jefe de detectives del Scotland Yard, se encuentra con un grupo de sospechosos que no va más allá del laboratorio. Asimismo, con más de uno había tenido una reyerta, porque era muy exigente y petulante en su trabajo. Este laboratorio forense, ya venía investigando un crimen previo de una chica que aparece asesinada en un descampado y es allí donde la investigación debe descartar, alguna conexión con el crimen posterior. Dalgliesh conoce su oficio y va armando su rompecabezas. La novela me resultó muy interesante, aparte de relevante, por la descripción del laboratorio forense y de cómo se manejan las  pruebas. Además, en ese círculo cerrado, desaparece una hoja de la guía de trabajo, que llevaba Lorrimer anotada, en un cuaderno, la pesquisa del crimen de la joven; anotaciones que pueden resultar importantes por los horarios en que se efectuaron. En la novela hay un crimen más, pero el detective-poeta ya tiene el caso casi resuelto. Como decía Tolstoi al referirse a los poetas, que no se detenían en una sola observación porque veían un todo antes que lo particular.
J. C. Conde Sauné

jueves, 4 de julio de 2013

Poema N° 34 ( Cuaderno IV ) * Los mitos


Malenka:
es una manera   
de amarte amando
                            venerar tus días
                             incrustarme en tus horas
las que llueven
hacia adentro.

navegás por toda mi sangre
y me aferro a esto incierto
de no preguntar si existís.

tu existencia
prevalece en mis sentidos.                                   

J. C. Conde Sauné