martes, 11 de agosto de 2020

Volví a leer "Historia Universal de la Infamia" de JORGE LUIS BORGES. También, como otros libros que comenté, después de muchos años. Esta fatídica cuarentena, con las librerías cerradas, fomenta releer. Este libro de Borges está dividido en tres partes, según el índice; Historia universal de la infamia (siete relatos), Hombre de la esquina rosada (este solamente) y Etcétera (seis relatos).
La primera parte, tiene un índice de las fuentes que los inspiró. Me gustaron mucho: "El atroz redentor Lazarus Morell" (basado en Life on the Mississippi, by Mark Twain. New York, 1883 - Mark Twain's America, by Bernard Devoto. Boston, 1932). "La viuda Ching, pirata" (The History of Piracy, by Philip Gosse. London, 1932; como referencia). Además, "El proveedor de iniquidadades Mont Eastman" (basado en The Gangs of New York, by Herbert Asbury. New York, 1927); está muy logrado. Y finalmente, "El incivil maestro de ceremonias Kotsuké no Suké" (tomando como informe "Tales of Old Japan, by A. B. Mitford. London, 1912). Los tres restantes son también muy buenos.
En el medio de este libro, está "Hombre de la esquina rosada"; se puede leer, pero queda ahí no más.
En la tercera parte del libro "Etcétera", hay seis cuentos más cortos y me resultaron excelentes cuatro de ellos: "Un teólogo en la muerte", "Historia de los dos que soñaron", "El brujo postergado" y "El espejo de tinta"; los dos restante me parecieron menos importantes.
Este libro fue editado por "EMECÉ", la primera vez, en el año 1935 y esta segunda, que tengo yo, en el año 1954; en la sección "Etcétera", en esta última, se incorporaron tres relatos nuevos. Las dos tienen un prólogo de Borges, en el primero afirma:"Leer, por lo pronto, es una actividad posterior a la de escribir: más resignada, más civil, más intelectual". En el segundo dice: "Yo diría que barroco es aquel estilo que deliberadamente agota (o quiere agotar) sus posibilidades  y que linda con su propia caricatura"..."Ya el excesivo título de estas páginas proclama su naturaleza barroca. Atenuarlas hubiera equivalido a destruirlas..."
J. C. Conde Sauné