Podía recordar la primera búsqueda
de sus manos
en los pechos pequeños
y los labios apretando el estupor.
¿Quedaba algo de aquéllo?
recordaba sus labios y
profano sensitivo
quisiera recordarla toda
¿En qué laberinto del Perú
ondularía su cuerpo?
¿Y si estaba muerta?
Sólo una certeza:
el roce de su cabello
transparente
y el buril de la tarde
grabando un entonces.
J. C. Conde Sauné
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