martes, 9 de octubre de 2012

James M. Cain (1892-1977), según lo que leí en la solapa del libro que voy a comentar, murió casi olvidado. Fue el autor de dos obras maestras del suspenso-policial: "El cartero llama dos veces" y "Pacto de sangre", ambas llevadas al cine. "Mildred Pierce", mi última lectura, escamotea lo policial, pero está presente la naturaleza humana y sus límites. Alguien puede mentir y chantajear impunemente, sin ningún problema de conciencia. Esta novela de Cain, que EMECÉ publicó en 1991, la hizo conocer como "El suplicio de una madre". Un  título bastante errático, para mí, que no se ajusta a la narración. Mildred entabla con su hija Veda, una relación sado-masoquista; la quiere cuidar y protegerla, pero la acosa y sufre humillaciones por parte de aquélla. Es un juego de ida y vuelta. Mildred, casada con Bert, un negociante que experimenta la quiebra en la época de la gran depresión, se separa de él y encara un pequeño emprendimiento. Le va muy bien y usa las ganancias sin ningún control. Satisfaciendo los caprichos de su hija y manteniendo a Monty su amante. Éste de la clase alta, pero ahora quebrado, pasa a ser su gigoló. Un poco, también, para competir con Veda que estudia piano y después canto, llegando a triunfar. El final se avizora en el horizonte, pero la tensión del relato se mantiene. Cain es un especialista en el manejo de sus personajes y construye una novela muy buena; que también se adaptó al cine. La dirigió Michael Curtiz, Joan Crawford fue Mildred y Ann Blyth encarnó a Veda.
J. C. Conde Sauné

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