lunes, 16 de septiembre de 2013

El piano pulveriza una partícula de tiempo, en un lamento en contrapunto de violines y sobrevive un permanente alud: Horacio.
Es una armonía sincronizada de ciudad, con memoria decariana y que cava las entrañas, en un aluvión de sonidos: Salgán.
 
J. C. Conde Sauné

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