martes, 5 de mayo de 2009


Leyendo a Borges, sobre todo los ensayos, uno envidia como lo oscuro resulta tan fácil de entender.
Como las palabras, caen tan justas y parecen colocadas al azar. Alguien dijo una vez, creo que Petit de Murat, que Borges no era un poeta, sino un acomodador de palabras; y lo dijo en un tono algo despectivo.
¡Me gustaría ser un acomodador de palabras como él!
¿Y la poesía? La poesía es lo que uno posee, a pesar de la rutina y los rigores de la vida. Lo demás, si se tiene talento, viene solo y las palabras caen como al centímetro, como dije antes, casi colocadas al azar.
Ése es el Borges que leemos con placer, diríamos casi con devoción.
J. C. Conde Sauné

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