viernes, 15 de mayo de 2009


Volver a leer a Maupassant, siempre causa satisfacción; a pesar del agua corrida, sigue siendo con Chejov y Poe uno de mis referentes preferidos en el cuento. Uno comprende, además, que muy poco se puede agregar, después de ellos en el arte del cuento.
"La maison Tellier", lo leí hace muchos años, cuando promediaba mis estudios del francés. Ahora con más dominio y comprensión del idioma, resulta más fascinante.
Me sorprenden todavía de los nueve cuentos: "Les tombales", "Sur l'eau", "En famille" y "Au printemps" en el desarrollo de la trama y lo que más me gusta a mí en un narrador, la posibilidad de dejar un resquicio para que el lector reelabore mientras va leyendo. En uno de los cuentos, a mi entender, menos logrado: "La femme de Paul", tal vez por lo excesivamente descriptivo, logra hacia el final del relato encauzarlo en la atención y rematarlo eficazmente; quizás sea más una novela corta que un cuento.
Me propongo seguir releyendo, en lo sucesivo, algún libro más del gran Guy.
No olvidemos, además, el juicio de Anatole France sobre él: "Posee las tres cualidades del escritor francés: primero la claridad, después la claridad y por último la claridad".
17-10-2004 * J. C. Conde Sauné

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