viernes, 7 de agosto de 2009

¿Cuántas veces volveré a Chejov?. Es difícil saberlo, chejoviano como soy. "Extraña confesión", una novela publicada en la colección del "El séptimo círculo", cae en mis manos y la leo por primera vez. Me asombra su estructura, su tensión e interés que depara el relato, a pesar que, casi de entrada, Chejov hace guiños con lo que va a pasar y quien es el posible asesino. ¿Cómo se mantiene el entramado a pesar de éso?.
Hoy en día escucho, a menudo, que poco importa el interés por el relato, uno tiene que hacer un esfuerzo y leer aunque se amontonen palabras si sentido; entramos en la posmodernidad, la trama y el estilo no importan. Hay que asombrar y confieso que no entro en ese juego. A mí, me asombra este Chejov que displicentemente lo va llevando al lector a su juego en 1884/85, fecha del término de esta novela; y nos decía: "Hay un tema, una idea y, lo que es esencial, es un relato sui generis. En suma, vale la pena leerlo. Aquí está". No voy a contar la trama, sólo digo, escuetamente, hay dos crímenes y como pasa hoy en día se consiguen "perejiles" para que se los endilguen. Como ven, hasta en eso, Chejov era un precursor. Además no hay detectives, ni nada por el estilo; lo descubre la persona menos pensada. ¡Oh, gran Anton!.
J. C. Conde Sauné

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