miércoles, 19 de agosto de 2009

Resultó raro encontrar una película de Bergman, en un canal de aire de TV. Aquí en el canal 5 de Quilmes pude ver, aunque con alguna interferencia, "Un verano con Mónica". En esta película del año 1952, el arte de Bergman parece no haber sido afectado por el tiempo transcurrido.
La vi, por primera vez, en el viejo cine "Lorraine" hace como 40 años. Eran tiempos mejores para el cine y para la exhibición. También siento, como muchos cinéfilos, nostalgia por los cines "retro" que había; hoy sobreviven el Lugones, el Malba, el Centro Cultural Borges y alguno que otro por ahí.
No hay un Ingmar Bergman todos los días, es cierto. Pero en esta película, una de las primeras, tan simple y bella a la vez, demuestra que se puede hacer cine, con una historia trivial, pero de una manera personal y profunda. ¿Cuál es el secreto?. Un buen guión, muy buenas actuaciones actorales y la cámara buscando el ángulo justo en la cara de los protagonistas, eso tan caro a Bergman. En esta época de cámaras saltando de un lado para otro y acción continua sin diálogo, porque se presupone que el espectador puede aburrirse, este film puede resultar anticuado. Pero con ese criterio, también son anticuados Liszt o Chopin porque no emplearon la técnica dodecafónica.
Resumo: me resultó gratificante ver esta pequeña gema que cuenta, algo tan simple, como aprender a vivir y ser responsable. (Y una impecable Monika: Harriet Andersson).
 J. C. Conde Sauné

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