sábado, 14 de agosto de 2010

Patricia Highsmith decía, que las mejores ideas le venían cuando estaba haciendo otra cosa, que escribir. Adhiero a ese pensamiento, en mi caso nunca me propongo sentarme a escribir tal o cual cosa. Una de mis aficiones actuales, es cocinar. Cocina sencilla, no soy un chef, con la hojita de menta o de rúcula adornando un plato. Hago por ejemplo, unos buenos ñoquis o tallarines caseros, no como los ha "fatto mamma", pero por ahí ando. Y mientras tanto, a veces, muchas ideas me vienen a la cabeza. Eso me pasa desde que era niño, me daba vergüenza contarlo a otros chicos, tenía miedo que me tomaran por loco. La otra vez pensaba: porqué en ciertos casos esas inventivas prosperan y en otros no. Dejando de lado, las ganas o un plan determinado; nunca o casi nunca lo tengo, voy para adelante y sólo paro cuando se acabó la tinta de mi lapicera y cargo otro cartucho. En ese ir y venir, tal vez termina todo y queda trunca aquella idea floreciente. No hay que desesperar, vendrán otras y otras; es como un torrente de sueños que se abarrotan y luego salen hacia afuera y de pronto se detienen.
Otra coincidencia con Patricia Highsmith: manifestar el mundo que le es propio a uno; en alguna ocasión dije, que es como el ADN y ella alega, que es como la huella digital, vamos para el mismo lado. No me esfuerzo, como ciertos esnobistas, en ser nuevo y original; apuesto a mi mundo interior y lo que mis sentidos captan. ¿Qué es lo nuevo y lo viejo? ¿Cervantes o Dante son lo viejo?
Después viene hilar fino: si lo que uno escribe, vale la pena leerlo o no. Bueno, de eso que se encarguen los lectores.
J. C. Conde Sauné

No hay comentarios:

Publicar un comentario