Oliverio Girondo decía: "No hay crítico comparable al cajón de nuestro escritorio". Es cierto, con algunas excepciones. A veces, repaso hojas escritas que encuentro y no me acuerdo qué diablos pretendía hacer con ellas. Misceláneas, plan de cuentos (aunque a éstos los tengo identificados con un epígrafe arriba de las hojas), esbozos de poemas o notas para mi Breviario, vaya uno a saber. A pesar que ahora, más ordenado, escribo en cuadernos; algunas de esas hojas todavía persisten. Son obstinadas y no quieren sucumbir. Y resisten, aún, la implacable crítica del cajón de mi escritorio.
¡Loadas ellas, son parte de mi vida!
J. C. Conde Sauné
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