martes, 12 de mayo de 2015

Leí otra vez "El exilio y el reino" de Albert Camus; "Editorial Losada" (1957). El libro tiene seis cuentos, que volví a estimar como la vez anterior; por algo lo guardé. El título le viene muy bien a esos relatos, ya que sus personajes viven en un exilio interior, del común de la gente, en busca de un reino.
"La mujer adúltera" permanece con su marido, como una extraña. Lo acompaña en sus tareas, ya que él es vendedor; pero como ajena a sus sentimientos e imaginando algo mejor. En "Los mudos", con el temor de perder sus trabajos, unos obreros aceptan, a regañadientes, el fracaso de una huelga por aumentos de salarios. "El huésped" es un prisionero, que un gendarme lo deja al cuidado de un maestro de escuela, para que luego lo entregue a las autoridades pertinentes. Aquél protesta, pero el gendarme amigo le dice que, en tiempos difíciles, todos deben colaborar para detener una rebelión. El maestro siente que él nació para educar y no para tal tarea. "Jonas o el artista en el trabajo", en este relato admirable, un pintor decide vivir en un altillo de su casa que el mismo construye, molesto con sus discípulos, admiradores y también su familia. Pretende de esa manera, crear una gran obra. El final del cuento es brillante; lo tengo en mi antología personal. Los cuatro mencionados anteriormente, son los mejores del libro; los dos restantes: "El renegado o un espíritu confundido" y "La piedra que crece", igualmente son muy buenos, pero aquéllos se destacan por su excelencia.
Como en "El extranjero" o "La caída", los personajes, creados por Albert Camus, viven en un mundo que les es ajeno; no encuentran como acomodarse en él, eligen su propio exilio dentro del mismo.
Me hubiera gustado leer "L'exil et le royaume" en francés, pero lo había comprado antes de aprender ese idioma.
J. C. Conde Sauné  

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