lunes, 13 de febrero de 2017

"Cartas a Theo" de VINCENT VAN GOGH, es un libro que le había regalado, hace muchos años, a mi esposa. Y nunca lo había leído totalmente, siempre que lo tomaba lo hacía a los saltos. Antes de terminar el año que pasó, me propuse leerlo de cabo a rabo y lo hice. Según una nota de su traductor Víctor A. Goldstein, manifestaba que uno de los problemas que tuvo que sortear, fue la selección de las cartas; ya que Van Gogh le escribió a su hermano Theo más de seiscientas cincuenta. Otra dificultad fue traducirlas, porque Van Gogh usaba el holandés, francés e inglés y escribía muy bien los tres idiomas; pero su estilo era muy antojadizo. Aparte muchas de sus cartas eran muy reiterativas; por eso yo abandoné su lectura varias veces. Pero ahora no me arrepiento de haberlas leído, a pesar que me costó. Tiene las letras muy chicas y yo siempre leo de noche, a última hora, con la vista un poco cansada.
Van Gogh es uno de mis artistas plásticos preferidos y uno lo valora más ahora, en que cualquier basura es arte. Me pareció sublime, su obsesión por la técnica del dibujo y los colores. Fue autodidacto, aprendió copiando a pintores que él consideraba notables: Millet, Jules Breton, Corot, Delacroix y Claude Monet, entre otros. Me sorprende, además, su humildad y su autocrítica en comparación con los que admiraba. Hoy cuando leo, lo que manifiestan algunos bisoños artistas, entre ellos escritores, que creen haber inventado el arte y reniegan de sus antecesores, siento que hay una desfachatez increíble. En sus cartas hay muy poco de su vida personal, ya que la obsesión por la pintura ocupaba toda su existencia. Le cuenta a su hermano, haber estado enamorado de una mujer que no lo aceptó y que luego vivió con una prostituta y su hijo; relación que reprobó aquél. Pasó estrechez económica, vivió prácticamente del dinero que le enviaba Theo, que era su "marchand" y en vida de Vincent vendió sólo un cuadro. A la gente que conseguía como modelo, le pagaba con la copia de uno de sus cuadros; pensaba que hay que tener presente la figura y desdeñar la imaginación. Cuenta su relación con Gauguin, vivieron juntos en Arlés, y la amistad se volvió tirante porque aquél quería irse de allí; desestimando el plan que tenía Van Gogh, de formar una sociedad de artistas para difundir sus obras. Luego vino el episodio confuso, del corte de una oreja de Vincent. Se sabe también, por una de sus misivas, su afición a la literatura. Era lector asiduo de Flaubert, Daudet, Balzac y Maupassant; comentando los libros que leía con Theo.
Su temperamento enajenado, lo lleva a dispararse un balazo en el pecho el 27 de julio de 1890 y muere dos días después. En el lecho, moribundo, le dice a su hermano: "No llores, lo he hecho por el bien de todos" y cuando Theo trata de animarlo, agrega: "Es inútil, la tristeza será eterna".
Fue uno de los padres del posimpresionismo/fauvismo, en donde la obsesión por la forma, los colores y los planos de sombras, previo paso por el expresionismo, desemboca en el arte abstracto. Será por eso que Van Gogh y Paul Klee, son dos de mis preferencias. Este libro fue editado, en Buenos Aires, por la Editorial y Librería Goncourt; año 1978. Contiene, además, dibujos y bosquejos del gran pintor holandés.
J. C. Conde Sauné           

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