miércoles, 30 de agosto de 2017

Para cierta parte importante de la humanidad, donde impera la sinrazón y el amor al prójimo no significa nada, recurrimos a la poesía. No como un intento de frenar tanta maldad, sabemos que la poesía no tiene sentido para los homicidas. Pero sí, para reconfortar el espíritu, de los que ansiamos un mundo fuera de esa violencia.
Para eso están los grandes poetas, a los que releo a menudo; en este caso, otra vez recurro a SALVATORE QUASIMODO, el gran vate italiano y cito de su libro "Día tras día" (1947) el poema "Elegía":  "Gélida mensajera de la noche, / has regresado limpia a los balcones / de las casas destruidas e iluminas / tumbas ignotas, desolados restos / de la tierra humeante. Aquí reposa / nuestro sueño. Y te vuelves solitaria / hacia el norte, donde todo corre / sin luz hacia la muerte, y tú resistes".
J. C. Conde Sauné 

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