viernes, 29 de junio de 2007


Tal vez fue Mondrian y su "L'arbe gris" o "L'arbe bleu", que me dan esta sensación de fugacidad de la vida.
O quizás esas eternas quimeras, que ahora sólo son un gris-humo nebuloso y en el medio, unas confusas ramas.
Otra vez el árbol gris y otras vez esta extraña persistencia, de horas que se acumulan y años que pasan; sabiendo que ya nunca más el árbol será azul y se podrán recuperar las horas y las hojas. ¿Sonríes Piet? Nuestro porvenir en este planeta-tierra es todo un árbol gris y tú ya lo sabías, en 1911.
J. C. Conde Sauné

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