miércoles, 22 de agosto de 2007

A veces, se entretejen sueños que se mezclan con lo cotidiano. Y la realidad se entrecruza con los sueños. Esto es una rara mescolanza, que suele desconcertar al más avispado.
Me gustaba fantasear, cuando era niño, con cosas que podrían suceder y luego más tarde, ya adulto, sucedieron.. Como por ejemplo, que mi amado tren Retiro-Delta no existiera más. Me despertaba una mañana (entonces vivía frente a la estación "Las barrancas") y el tren ya no estaba, una inmensa avenida reemplazaba a las vías. Un día, algo de eso sucedió y aunque algunos años, más tarde, volvió como Tren de la Costa y la estación se llamó "Barrancas", ya no era lo mismo. No era ese tren cotidiano que tomábamos para ir a la escuela; ahora era una rara avis para curiosidad de los turistas. Esto quizás no sea malo, pero quedó como algo exclusivo y clasista, cuando antes era el tren de todos. ¿Efectos de la economía de mercado?. ¿De la globalización. ¿O de la idiotez reinante?. Apostaré por las tres causas.
J. C. Conde Sauné

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