miércoles, 25 de junio de 2008

Leer unos libros antes que otros, sobre todo si aquéllos fueron "El sonido y la furia" y "Absalón, Absalón" y uno de los últimos "Santuario", todos de Wiliam Faulkner; se puede caer en la sensación, de que éste no es tan bueno, sólo porque los primeros leídos fueron mejores. Esto fue lo que sentí al leer "Santuario", pero es una novela muy buena, que podría entrar en el género policial, pero lo excede. Faulkner va más allá de la trama y es ahí donde se nota a un autor fuera de lo común. Popeye, su personaje casi principal, nace, se cría y se hace adulto en la marginación y su final es previsible, pero Faulkner no apunta solamente a eso. El desarrollo de la novela, va mostrando el contexto de una sociedad hipócrita y cínica, en ese ser americano, donde para subsistir cualquier método es bueno.
El prostíbulo adonde fue llevada, por Popeye, Temple la hija de un juez, previo secuestro, funciona también como hospedaje en algunos casos; como aquí algunos albergues transitorios. La desigual sociedad norteamericana, no muy distinta a la nuestra, tiene este "Sanctuary", donde, más que a rezar, se hinca en la abyección.
J. C. Conde Sauné

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