martes, 9 de diciembre de 2008

Retomar a un clásico, implica menos riesgo que cierta nueva literatura. Teniendo en cuenta, hoy en día,que el arte, en general experimenta una trivialidad sin límites. Por eso volví a leer, después de años ha, "La ventisca" y otros cuentos, de Pushkin. En realidad, de este libro que tengo ahora, antes había leído "La ventisca" y "La dama de espadas", este último un excelente relato; agrego a esta categoría: "El tiro", "El enterrador" y "El encargado de la casa de postas". La literatura rusa tiene un estilo clásico, que no abreva en los modernismos, por lo menos lo que yo leí hasta el momento: Gogol, Turguéniev, Salticov-Chedrin y Gorki. En Dostoievsky, Tolstoi y Chéjov, hay una renovación del realismo hacia el estudio interior de los personajes. En Isaak Babel, Makarenko, Sholojov, Pautovsky y Soljenitsin, se vuelve hacia el primer realismo, sobre todo con el stalinismo en el poder. A mí, a pesar del agua corrida bajo el puente de la literatura, cada tanto me gusta volver a Pushkin, Turguéniev, Gogol, Tolstoi, Dostoievsky, Chéjov e Isaak Babel, mis narradores preferidos en la literatura rusa. Ellos buscaron reflejar a la sociedad en el momento vivido, sin buscar nuevas formas; acaso sabiendo que el individuo, a través del tiempo, es el que cambia, de acuerdo al contexto social que le toca vivir.
J. C. Conde Sauné

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