jueves, 5 de mayo de 2011

Veo tu cara apacible, como entregada al placer o al ensueño. Con los ojos cerrados, el pelo largo y suelto; deslizándose debajo de los hombros y acariciando tus caderas. Eres dichosa y permisiva. Permisiva, pelinegra con lujurioso copete. Exhibes tus tetas con recato, para alguien que vea, en ellas, el néctar de la vida. Amo a esta "MADONNA", más que EDVARD MUNCH; porque él la pintó y la dejó abandonada, dedicándose a pintar otros cuadros; aunque, de vez en cuando, volvía a ella. Pero yo la tengo aquí, en mi cuaderno de apuntes y la veo seguido, susurrándole poemas que quizás no vienen al caso: "je suis avec toi/ songe avec toi/ et je n'oublie jamais/ jamais ta dense chevelure... petite brune/ charmante éternelle/ au-delà de les étoiles".

J. C. Conde Sauné

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