viernes, 15 de julio de 2011

Tolstoi decía: "Pinta tu aldea y pintarás al mundo". Hoy en día con el "no lugar" de Marc Augé (autopistas, shopings, hoteles, aeropuertos y por extensión un lugar de residencia no fijo), el gran Tolstoi se sentiría confundido. El mundo ya no es lo que era, para algunos, se entiende; viajes supersónicos, Internet y trabajos cambiantes en distintos lugares, nos llevan a vivir aquí o allá. La hija de una familia amiga, ya ha vivido en media docena de lugares, por el mundo, debido a trabajos. Todo este preámbulo, es para hablar de "El hombre sentimental", novela de Javier Marías. Sus personajes principales: un famoso tenor, un banquero belga y su mujer, más un acompañante-custodio; viven a la deriva aparte de sus ocupaciones. Continuos viajes, ciudades que parecen las mismas y el tenor tratando de innovar su pasión amatoria, conquistando a la mujer del banquero; mitad en sueños y otra parte en la realidad./// Al final de libro hay dos explicaciones posibles para la novela. ¿Necesarias? Una de Juan Benet, proponiendo un drama desecadenando por un triángulo amoroso y la del propio Javier Marías, tomando como base a Natalia, la mujer del banquero, en la que el novelista ha fijado su mirada. Curiosamente, para Marías, el hombre sentimental sería el banquero, que espera en silencio y paciencia ser amado por Natalia. Para el tenor poseer una mujer y no atarse es su premisa. En la página 173 de la novela (edición de Alfaguara), hay un texto brillante que resalta del resto de la novela. En esa parte, prenuncia el desenlace de éste, apenas, buen libro de Javier Marías. Ambiguo, intrascendente y quizás para no recordar. Uno vislumbra lo que se propone, pero no se concreta.
J. C. Conde Sauné

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario