jueves, 10 de mayo de 2012

Stphen Dedalus, alter ego de Joyce, escribe el "Retrato del artista adolescente". Reaparecerá luego en sus obras posteriores: "Ulises" y en "Stephen Hero", su última novela.
En esta biografía-memoria, James Joyce barrunta lo que será, más tarde, su vida literaria. Hacia el final de la misma, se liberará de creencias religiosas que lo marcaron en el "Belvedere College", durante su secundario y regido por los jesuitas. Da por tierra con el mito del pecado, en su primer contacto sexual descubriendo a la mujer y adorando su cuerpo. Esta le sugiere los más febriles poemas y la reinventa en su imaginación. También afloran, las primeras controversias con sus compañeros de estudios, fanáticos religiosos y patrioteros. A uno de ellos le dice: "¿Sabes lo que es Irlanda? Irlanda es la cerda vieja que devora su propia cría". En otra discusión alega: "Mira, Cranly. Me has preguntado qué es lo que haría y qué es lo que no haría. Te voy a decir lo que haré y lo que no haré. No serviré por más tiempo a aquello en lo que no creo, llámese mi hogar, mi patria o mi religión. Y trataré de expresarme de algún modo en vida y arte, tan libremente como me sea posible, tan plenamente como me sea posible, usando para mi defensa las solas armas que me permito usar: silencio, destierro y astucia". A esta altura, ya había tenido desavenencias con su madre, ella quería que mantuviera su fe en la iglesia y con su padre; al que él consideraba una buena persona, pero lo define como político de estruendo, especialista en chistes y anécdotas, pequeño rentista arruinado, bebedor y ensalzador de todo su propio pasado, entre otros conceptos.
Hacia el final, inserta un pequeño diario (aquí una parte): "Marzo 21, por la noche. Libre. Alma libre e imaginación libre. Y que los muertos entierren a los muertos. Sí. Y que los muertos se casen con los muertos". "Abril 16. ¡Partir!  ¡Partir!..."
Lo que sigue después, en la vida de Joyce, lo sabemos: abandona Irlanda, con su mujer, en 1904 y se instala sucesivamente en París, Trieste (donde conoce y alienta en su creación a Italo Svevo, autor de una novela antológica "La conciencia de Zeno") y Zurich, donde muere en 1941; había nacido en Dublin en 1882.
Mi opinión sobre el "Retrato...": Al principio me resultó un poco reiterativo los dilemas religiosos, será que me hacían acordar a mis estudios primarios en el Colegio Marín de San Isidro. Reiteradas amenazas de infiernos y diablos, si uno no se portaba bien. Pero en mí, influyó más el laicismo de  mi padre y su sentido ético de la vida. A partir de la mitad, el libro se hace más interesante. Allí aparecen los cuestionamientos y replanteos, no sólos religiosos sino en lo que hace a la creación literaria. Para leer, aquí Joyce prenuncia lo que van a ser sus obras cumbres: "Ulises" y la intraducible "Finnegan's wake".
J. C. Conde Sauné       

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