lunes, 30 de mayo de 2016

Hace unos días me enteré, de casualidad, de la muerte de JORGE CARNEVALE; en los primeros días de junio del año pasado, a los 76 años de edad. Estaba buscando, en internet, el nombre de una película francesa, que había visto hace varios años y no recordaba el título; sólo  que actuaba Pascale Petit y el argumento. Entonces lo supe por una nota en "Clarín" y otra en la revista "Noticias"; lugares en los que él colaboró. Compro todos los sábados "Ñ" y allí él había dejado de escribir, pero pensé que ya no tenía interés en hacerlo; porque del cine actual, salvo escasas excepciones, mejor ni hablar. Lo cierto que, aparte de sorprenderme, me apenó su deceso; además en "Ñ" ni lo mencionaron y el trabajó allí varios años. Cuando hablé con él, la última vez, fue cuando me enteré de la muerte de Angélica, su esposa. Lo noté bastante compungido y me dijo que, prácticamente, había quedado solo. Después seguimos hablando de cine, que era una manera de mitigar su tristeza. Le dejé mi número de teléfono, por si quería hablar de nuevo conmigo y así pasó el tiempo, sin saber nada de él, salvo por lo que publicaba en "Ñ" todos los sábados; hasta que dejó de hacerlo.
Cuando lo conocí, allí donde estudiábamos el arte de escribir, él trabajaba en una compañía de seguros, lo mismo que yo pero en otra. Tiempo después lo encontré y me dijo que escribía para una revista; el otro trabajo lo había dejado. Me preguntó que hacía yo y le conté que después, de casi diez años, de trabajar en la aseguradora me habían despedido junto con otros empleados; comenzaba la era de la computación y redujeron el personal, pero ya tenía otro empleo. Empecé mi etapa, de otros diez años, en la Editorial Abril; a él le extrañaba, que no intentara hacerlo en alguna redacción. La verdad, que a mí no tanto.
Compartí con Carnevale y los demás literatos, años felices. Reuniones literarias, donde dábamos a conocer nuestras obras, la revista "Cero", ver cine y escuchar música. Él fue el que apareció un día, con un libro de cuentos de Cortázar, creo que era "Bestiario", y nos dijo: "che, tienen que leer esto". Después empezó a escribirle y nos leía las cartas, que Cortázar le contestaba. Posteriormente dejé de frecuentarlos, por falta de tiempo; prácticamente vivía trabajando. Hasta los sábados y cuando no iba a la oficina, me traía trabajo a casa. Todo esto me viene a la memoria de golpe, cuando me enteré de su fallecimiento. No llegamos a ser grandes amigos, pero cuando nos encontrábamos, a pesar de estar un tiempo sin vernos, era como si hubiera sido ayer.
Aparte de su trabajo, como periodista, en diarios, revistas, televisión y radio, publicó libros: "Tiempo de niñez", con su cuento "Escapada", que lo tengo entre mis preferidos, y con poemas de Vicente Zito Lema; "Detrás" (cuentos); las novelas "Impostergable" y "Puesta en limpio"; "Así se mira el cine hoy" (ensayo). Leí los tres primeros y me gustaron más sus cuentos.
"Toda pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar"; decía, en sus "Cantares", Antonio Machado. Pero es bueno cuando lo que queda, es un buen recuerdo y haber vivido sintiendo, que uno realizó lo que verdaderamente quiso y lo motivó a vivir.
J. C. Conde Sauné       

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