martes, 20 de diciembre de 2011

Patricia Highsmith, es una de las autoras de novelas, con temas policiales, que más me atrae.  Pero si bien la novela que leí ahora, "La máscara de Ripley" (1970), no llegó a convencerme del todo en los tramos finales; sigo pensando que es muy buena novela. Su personaje Tom Ripley, es el prototipo del vividor mundano con plata conseguida en el delito. En la novela, que comienza esta serie, "El talento de Mr. Ripley" (1955) ya había sido sospechoso del crimen de un amigo y la desaparición de otro; pero el hombre tiene su talento para zafar. Y ahora, en la que comento, otra vez asesina porque están a punto de descubrir falsificaciones de cuadros, de un pintor que se suicidó, pero no apareció su cuerpo. Ripley, con complicidad de dueños de una galería, donde se exhiben sus cuadros, dirán que vive oculto y deprimido en México; en un lugar desconocido donde sigue pintando. Un pintor amigo de ellos, Bernard Tufts, se encarga de la tarea. Así se arma esta madeja, hasta que aparece un norteamericano, llamado Murchison, que sospecha de la maniobra y lo paga con su vida. Me gustó en esta ficción, como la narradora describe a los personajes principales: Tom Ripley, su mujer Heloise, el pintor que falsifica Bernard Tufts y los dueños de la galería; es lo mejor de la novela, sin duda. La policía trabaja a ciegas, casi sin pruebas y es una ficción policial donde los detectives tienen poca participación. Además el trato de gente con plata, como se sabe, es distinto. Hacia el final, ya lo dije, la trama me pareció poco verosímil; pero el peso de lo narrado tiene su sustento. La conclusión es abierta o continúa posiblemente en "El juego de Ripley" (1974); donde concluye la trilogía.
Vuelvo a repetir, la novela vale por lo que cuenta y lo que sugiere; en algunos casos delictivos todo queda en agua de borrajas.
J. C. Conde Sauné

No hay comentarios:

Publicar un comentario