sábado, 31 de agosto de 2013

Afirmaba Blas Pascal en sus "Pensamientos": "Jamás he podido volver a juzgar una cosa, exactamente como la había juzgado. Ni pude juzgar de mi obra, mientras la componía. Es necesario que haga como los pintores, y que me aleje, pero tampoco demasiado. ¿Cuánto pues? Acertijo".
Al leer esta frase de Pascal, siento que la creación literaria exige cambios constantes. Por eso al volver la vista hacia atrás, aún sin alejarnos bastante como dice él, nuestra mirada es distinta. Quisiéramos retocar o reescribir de nuevo todo como hacía Flaubert; al que le decían maliciosamente que era un ebanista más que un escritor, porque se pasaba puliendo todo.
Pero lo que prevalece en uno, al menos yo lo experimento, es la perspectiva que va más allá del que escribe; la visión de un todo, si es posible. Siempre se tiene la esperanza que lo escrito incite a reflexionar, aún cuestionando; es lo que ayuda al espíritu a estar alerta con lo que nos repele en la vida cotidiana. Cuando a Faulkner le decían que sus novelas eran muy pesimistas, el respondía: "haga lo que yo hago, no lo que escribo". Uno al escribir cree que pone un espejo en el papel, para que alguien se vea reflejado. La literatura es ilusión creativa, atraviesa todos los aspectos imaginativos y aún siendo fantástica, hay visos de la realidad habitual. Y concluyo, coincidiendo con lo expresado por William Faulkner: "haga lo que yo hago, no lo que escribo".
J. C. Conde Sauné   

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