miércoles, 7 de agosto de 2013

UN "ESPERANZA" QUE SE PREPARA PARA SER CANDIDATO A ALGO


Me gusta lo difícil; nada más difícil que el ocio; me gusta el ocio.
MACEDONIO FERNÁNDEZ (Papeles de Recienvenido)

Tomás Ansias no tenía nada. Ni plata, ni como ganarla y menos que menos, ganas de trabajar. Entró en uno de los partidos mayoritarios y apechugó pegando carteles y repartiendo panfletos; también manejando el camión que llevaba crédulos, a las arengas de los dirigentes encumbrados. Doctorados en ociosidad. Poco a poco fue ganando la confianza de los caudillejos y ascendió a puntero político, con sueldo de ñoqui en una repartición oficial. Eso le sirvió, para comprarse algo de buena ropa y conquistar alguna que otra mujer vistosa, posiblemente conectada con la farándula. Empezó a frecuentar reuniones, donde había también algún rastacuero e ir a cualquier programa de televisión, así fuera el más cholulo y procaz; la cuestión era aparecer en la pantalla. Sin pensarlo mucho, ganó consenso en su partido a fuerza de intrigas y componendas. Llevando y trayendo chismes y acumulando un buen bagaje de conexiones con el poder, se fue arrimando a la cúpula. Estaba casi allí, podía tocar la candidatura con las manos. Un empujón más y el ansiado triunfo. Ahora lideraba una de las internas, había que buscar adherentes en el empresariado. El pueblo mucho no le preocupaba, como buen sanatero sabía que se lo meloneaba prometiendo el oro y el moro. Si no ganaba la interna de su partido, el "esperanza" se presentaría con una colectora. Ya estaba preparado, para ser "una salida necesaria para los problemas que aquejaban a la nación y demás está decir, a él mismo". ¿O él no formaba parte de la nación?

J. C. Conde Sauné


   

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