miércoles, 30 de octubre de 2013

En el tiempo que estuve de vacaciones, además de ponerme al día con el ordenamiento de libros que están por los cuatro costados de la casa y leer algunos que había dejado de lado e ignoro las causas, me dediqué a ordenar mis papeles escritos. Muchos cuentos a pasar en limpio (o a máquina) y que por pereza no hice. Sobre todo, papeles escritos de vieja data que no sé en que época fueron gestados y en que género irían.  ¿Cuentos o novelas truncas? ¿Misceláneas? Es quizás por eso que, no hace poco, decidí anotarlos en este cuaderno con cierta regularidad; sí dije "cierta" porque no sé en que momento volverán a caer en el caos de los borradores. Lamento no tener la disciplina de otros escritores, me extraña porque soy ordenado hasta la pulcritud burguesa en mi vida personal, pero anárquico en mi pasión por la escritura. ¿Una suerte de rebeldía? Puede ser, afirmo que es lo que más me apasiona en la vida, aparte de la música; por lo tanto me tomo la licencia de escribir cuando quiero y como se me dá la gana. Tengo la indolencia de los gatos, tiernos animalitos a quienes admiro y voy hacia el papel como ellos a los techos a juguetear con alguna gata, cuando el celo de la creación es más fuerte que yo. Hablando de los manuscritos que hallé, transcribo uno que titulé: "Las historias que encierran los libros", como ya dije, sin saber a ciencia cierta cual era su destino, pero me pareció una lástima destruirlo:
"Una de mis manías que he conservado con el correr de los años, es la de revolver libros viejos en las librerías que los venden de ocasión. Las que vulgarmente se llaman "quemazón". Hubo un tiempo en el que recorría, casi periódicamente, todas las librerías de este tipo que hay en la Avda. Corrientes y la Avda. de Mayo. Muchas veces salía contento de haber conseguido verdaderas joyas, mientras el "betsellerismo" seguía su curso. Otras veces iba a las de la plaza enfrente los Tribunales. Pero la que realmente da motivo a este relato, me pasó en una de la Avda. de Mayo, entre Perú y Piedras. Yo trabajaba en una compañía de seguros en Diagonal Norte y entraba al mediodía, entonces algunas mañanas, para hacer tiempo, iba a curiosear entre las inmensas pilas de libros viejos. Por ese entonces estudiaba francés y buscaba libros en ese idioma. Así fue un verdadero deleite encontrar a 'Miss Harriet' de Maupassant en una edición de 'Flammarion' del año 1929 y ahora leerlo en francés. Pero la verdadera historia empezó con 'La Bête humaine' de Emile Zola; de la serie novelada 'Les Rougon-Macquart'. Cuando lo empecé a hojear en casa, determinadas cosas me llamaron la atención. Primero la antiguedad de la edición, que databa del año 1893 (edición francesa 'G. Charpentier et E. Fasquelle'). Tenía un sello ovalado en la primera página que reproducía: ´Nueva Librería Europea-Arnoldo Moen -Florida 314 -Buenos Aires'. Después otro redondo, pero hecho con una de esas máquinas que marcan dejando un relieve sobre el papel: 'To The Happy Few  *E.M. S. D...*' (sin duda un ex-libris),  una firma ostentosa que reproducía ese nombre y una fecha 16-VII-53. Buscando en las páginas interiores encontré una flor seca, que aparentemente podía ser una violeta. En la contratapa del libro había pegado un sticker, con un fondo mitad dorado, en el que caminaba una mujer vestida de negro que paseaba un galgo blanco. En la otra parte de fondo azul, con letras blancas estaba impreso: 'Para caminar'. Me llamó la atención que no tuviera el nombre de ninguna casa, no comprendiendo, por lo tanto, el significado de esa etiqueta. También, me olvidaba, además de la flor seca entre las hojas del libro, había un papelito amarillento del tamaño de una tarjeta con la siguiente inscripción: E.M.S.D... - J. E. Uriburo (...) - Piso 3° Capital; más abajo escrito en tinta: 'Anne, à la vie et à la mort'. Por lo general soy bastante imaginativo, pero de una imaginación muy particular. Porque mientras otros escritores van al encuentro de lo imprevisto o provocan esa situación yo, por naturaleza indolente, necesito un incentivo para dar rienda suelta a mis fantasías. ¿A quién había pertenecido este libro, que ahora tenía sobre la mesa? ¿Qué historia encerraba aparte de la de Zola? Lo que se me ocurrió, momentáneamente, era que esa persona había muerto y como es natural, en esos casos, la familia empezó a liquidar sus pertenencias; se sabe que los libros, es una de las cosas de las cuales a la gente le cuesta menos desprenderse.  Una por el lugar que ocupan y otra porque, para algunas personas, muy pocas cosas enseñan fuera de entretener un rato. Porque en esta época de televisión y FM (entonces no había cable e Internet), son muy pocos importantes estos pequeños artefactos de cultura llamados libros. Esta sería una de las causas. Pero yo tendría que investigar algo más. Los días subsiguientes seguí yendo a la librería, con la secreta esperanza de encontrar algún libro más de esa persona. Fracasé siempre. Encontré otros libros de Zola en francés, pero nada tenía que ver con E.M.S.D. y su Anne, para siempre. Me sirvió sí, para encontrar una edición CALPE del año 1922, editada en Madrid, de  'Historia de una anguila y otras historias' de Anton Chejov. ¡Una alhaja! Después fui a la dirección, que indicaba el papelito encontrado dentro del libro y mi revés fue rotundo; era un departamento antiguo que había sido demolido y en su lugar había un Banco. Esta situación me desilusionó bastante, porque me daba cuenta que todo terminaba ahí. Averigüé, en un kiosco viejo que había enfrente, pero el hombre que lo atendía me dijo que él sabía de un edificio de departamentos, muy antiguo, de dos o tres pisos había existido en ese lugar; pero que ni remotamente sabía quienes vivieron allí. Creo que sospechó que yo era un detective o algo por el estilo y su temor de verse envuelto en algún lío lo hizo proceder así... Ni que pensar de la librería Moen, de la calle Florida... en fin..."
Aquí terminaba el manuscrito de "Las historias que encierran los libros", que en realidad la única que "encerró" fue la de Emile Zola; medianamente aceptable.
Algunos me dirían: " ¿Quel cantique me chantez-vous là ?"
17-05-2000     *     J. C. Conde Sauné    

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