viernes, 12 de septiembre de 2008


Al escritor chileno Jorge Edwards, el padre le dijo: ¿Porqué no escribes los fines de semana y eres abogado durante los días restantes?
Mi padre no me dijo nada semejante, pero yo tenía asumido, desde muy joven, que de la literatura no podía vivir.
Lo que sí me dijo mi padre, siempre insistió en ello, era que estudiara o encontrara un trabajo para subsistir. Y así, a los dieciséis años, comencé mi derrotero laboral; un poco forzado por la enfermedad de él, que lo tuvo un año postrado. Pero leía mucho y escribía poco.
Fue a partir de los veinte años, que tomé conciencia: sería poeta y escritor. Trabajando, se me hizo difícil para poder publicar lo mío. Además, había perdido contacto con los grupos literarios que frecuentaba, no tenía tiempo. Sí, cada tanto, para escribir, pero hay que corregir, seleccionar y rever lo escrito; mis ocupaciones laborales eran bastante exigentes y el cansancio me vencía. Pude publicar en algunas revistas literarias y en alguna que otra antología. Nunca tomé la literatura como "hobby", tenía plena conciencia de la importancia de la palabra; siempre pensé que palabra y ética deben estar unidas, sino termina uno siendo un mercachifle, para eso conviene poner un kiosco.
Cierta vez llevé mis cuentos, a una editorial mediana y el editor me dijo: "lo tuyo es muy bueno, pero la temática no encaja en el "compromiso" literario" (de la época), corrían los años 70. No sé este buen hombre, que entendía por compromiso. Ya, ni el compromiso matrimonial se usaba.
Todas estas consideraciones, vienen al caso leyendo una entrevista que le hicieron a Jorge Edwards. Hablando de Edwards, tengo a su novela "El inútil de la familia", junto a otros libros, en la lista de espera para su lectura.
J. C. Conde Sauné

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