miércoles, 3 de septiembre de 2008


Algunas casas de alquiler de películas, cumplen la función que antes hacían los cines-clubs o salas como el Lorraine, Cine Arte o el SHA. De esa manera, se puede acceder a películas que no tuvieron buena difusión en el circuito comercial o que no se pudo ver por una u otra causa.
Nos sucede con "Kolya", del año 1996, que acabamos de alquilar y ver. Este film checo de Jan Severák cuenta una historia simple, pero de una afectividad poco frecuente en el cine actual.
Un músico, que por apremios económicos, acepta un casamiento por dinero con una rusa, que desea afincarse en Checoeslovaquia. La chica, luego, se va a Alemania con su amante y le deja un hijo, que ella ya tenía, a su cuidado y sin previo aviso. De ahí en más, se verá a este cellista, mujeriego empedernido, sobre todo con mujeres casadas, hacerse cargo, primero a regañadientes, de Kolya (Andrej Chalimon); y sí, los chicos siempre se roban las películas. A partir de ese momento, este cellista de vida bohemia, se transforma en un buen padre sustituto. En el medio de la trama, una Checoeslovaquia que busca sacarse de encima a Rusia (ex-URSS).
La madre vuelve por el niño y el músico que retoma su puesto en la orquesta sinfónica; había sido despedido y sobrevivió arreglando tumbas en el cementerio y tocando el cello en los funerales.
Buenas actuaciones, impecable guión y dirección; además Dvorák en "concertos" de cello, que más se puede pedir.
J. C. Conde Sauné

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