jueves, 18 de marzo de 2010


¿Cómo se mantiene la atención del espectador, durante un film de 3 horas 8 minutos?. Más aún, cuando la película es de Ingmar Bergman: cámara fija en los personajes y guión extenso; en ésta época de películas, casi sin guión y de cámaras con el baile de San Vito.
"Fanny y Alexander", del año 1982, narra la vida de una familia, a principios del siglo pasado en Suecia; más un documento, en el DVD, de dicha película, del año 1986. Con Malen, una cinéfila como pocas, vimos esta joya bergmaniana. Buen recurso, este de alquilar películas, es uno de los logros de la modernidad y no muy costoso si la sacamos los martes, casi a mitad de precio.
El tema: una pareja de actores con dos hijos (Fanny y Alexander), la mujer queda viuda y se casa con un pastor de moral reaccionaria y autoritaria, que prácticamente le hace renunciar a su mujer de la familia, profesión y amigos. Amuralla a los chicos en el convento, con una disciplina severa, en la que no faltan los castigos corporales. Casi toda la película, está registrada con los ojos de Alexander y su hermanita Fanny, que lo acompaña en su derrotero. Obviamente, no hace falta contar toda la trama del film, porque lo mejor es verlo.
En el segundo DVD, Bergman muestra sus secretos de filmación. Lo que asombra, es como se deja asesorar por sus ayudantes: en los ángulos de cámara, tomas y demás vericuetos de la película. Me hace acordar, un poco, a Matt Groening, el creador de "Los Simpson", cuando en un reportaje, dijo que tenía un grupo de 20 colaboradores que dibujaban mejor que él. La gente sabia, se rodea de buenos colaboradores. Bergman cuenta, que la escena del funeral fastuoso del padre de los chicos, la hicieron sin él, ya que tenía gripe y 40 grados de fiebre; él la aprobó, luego, sin un retoque.
Para ver y admirar, siempre se está a tiempo.
8-11-2007 * J. C. Conde Sauné

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