lunes, 20 de diciembre de 2010

DISCÍPULOS DE PANTAGRUEL COMIENDO EN UN RESTAURANT VEGETARIANO

Juanki estaba sentado a una mesa, tranquilamente, en un restaurant vegetariano tomando una sopa de calabaza, cuando entraron los dos gorditos. Uno le dijo al otro: "aquí se come como los dioses y esta comida no le hace mal a nadie". El otro pidió la carta y casi sin mirarla, viendo lo que él comía cerca de ellos , llamó al mozo y sin consultar a su compañero, hizo el pedido: "mozo dos sopas de calabaza".
Cuando se las trajeron , luego de haber vaciado de antemano la canastita que había sobre la mesa con pan y unas galletas integrales, limpiaron el plato a cuchara limpia y pidieron sendos platos más de sopa de calabaza. Uno de ellos dijo: "verdaderamente genial, no se puede creer que con un zapallo insulso se haga un potage así". Una vez terminadas las sopas, pidieron otras dos más. "Sí, no podemos hacer un desprecio de algo tan rico -comentaban los comensales".Juanki se entretenía, mientras comía su tarta de avena, en ver a los dos sujetos que ya miraban con voracidad su postre. Pero no, después de las sopas, pidieron unas cazuelas de berenjenas que habían visto que otro señor comía en la mesa vecina. Demoró la sobremesa tomándose un té bancha, no quería perderse el espectáculo de esas mandíbulas batientes, que ni siquiera el mismo Rabelais imaginó.
Repitieron las cazuelas de berenjenas y luego pidieron unos pasteles de trigo burgol. "Es realmente increíble esta comida, lástima que las porciones sean tan chicas -alegó el tipo que iba por primera vez al lugar".
Juanki se equivocó con el pronóstico de la tarta de avena, porque descubrieron en la mesa de al lado otro postre más sustancioso, una tarta de peras, pero una sola vuelta no les bastó y pidieron sendas gelatinas de manzana hechas con agar-agar, nueces y manzanas, obviamente. Miraron a Juanki de reojo y uno de ellos dijo: "ahora nos vendría bien un tecito para ayudar la digestión, aunque esta comida, no le hace mal a nadie".
Juanki se fue del restaurant más opíparo que nunca y se sintió muy reconfortado que Gerardo, el dueño, velara por la salud de la gente, porque al fin y al cabo comer bien, no siempre reporta colesterol.
J. C. Conde Sauné

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