martes, 1 de noviembre de 2011

"Entonces sentí en mí la desesperada/ rebeldía de las cosas que no/ querían morir, la sed de los musgos,el/ ansia de los ojos del grillo". Mirando los libros usados, para ver si encontraba uno para llevar, me encontré al comienzo de uno, este verso de Enrique Anderson Imbert (1910-2000). Un escritor, poeta, ensayista y profesor universitario argentino; despedido de su trabajo, en la Universidad Nacional de Tucumán, por el gobierno peronista en 1947. Militaba en el Partido Socialista y colaboraba en el periódico "La Vanguardia" de ese partido. Supe leer algún cuento de él, si mal no recuerdo, en la revista "Ficción"; pero nada más. Esto me llevó a conocer a otro autor que nunca había leído y fue que compré "El ojo del grillo" de James Sallis (1944, Arkansas), él colocó ese verso de Anderson Imbert en el comienzo del libro. Sallis es poeta, novelista y además un experto en la historia del jazz, ésto fue también un aliciente. /// "El ojo del grillo", es una novela policial atípica, quizás eso la hace interesante. Con una trama distendida y dispersa. Su personaje central Lew Griffin, un negro de Nueva Orléans, es detective, profesor y escritor. Y precisamente, mezcla en la novela sus tres profesiones. Quiere escribir una novela, a la que todavía no le encuentra la vuelta. Desatiende su tarea de profesor en la universidad y le pone las barbas en remojo, cada tanto, el rector y se ocupa de la búsqueda de personas desaparecidas por una causa u otra. En esta última tarea tiene éxito, pero fracasa, por el momento, para encontrar a su hijo; que se fue de la casa cuando murió la madre y Lew se dedicó a la bebida. Aparecen otros personajes: Don Walsh un policía amigo, Richard Garces que tiene una base de datos, en ese infierno de computadora como la nombra él y lo ayuda en la búsqueda de personas y Deborah, una mujer a la que conoce circunstancialmente. Ah, y su gato Bat, un gran personaje, reclamando su comida a embestidas y maullidos limpios; él le abre una lata de atún, que a Bat siempre le parece poco. Hay otros personajes y cada uno arma su historia; que quizás diluya un poco el relato, pero se deja leer, son personajes entrañables. Suman 296 páginas, que leí con sumo placer; de una editorial desconocida para para mí, "Poliedro" de Julieta Lionetti (Barcelona). Me llamó la atención, la calidad del papel y el encuadernado, algo inusual en las ediciones comunes.

J. C. Conde Sauné

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