sábado, 9 de febrero de 2013

Los raros vericuetos del destino, siempre me sorprenden. El cuento "Dos veces el mismo río", que escribí ya hace muchos años, todavía no vivía en Quilmes, comentaba el destierro obligado de los quilmes, indios diaguitas oriundos de Tucumán y mi contraposición a mis ancestros de origen español.
El cuento, como afirmara alguna vez, casi autobiográfico, hacía eco al pasar de esa injusticia. Leí hace tiempo, en el suplemento de viajes de "Clarín", una nota dedicada a Tucumán, donde proponen una visita a las ruinas de la cultura diaguita. Leer ese artículo me llevó a esta reflexión: mi padre de origen español, mi madre de origen francés-español pero nacida en Tucumán y yo hace veinte años que vivo en Quilmes; una ciudad que elegí por azar, pero que me gusta. Todos estos designios de vida, sin uno proponérselo. Y desde luego, mi crítica a la barbarie perpetrada por la conquista española, para imponer su credo y apoderarse de tierras. Asumí, hace casi dos años, la doble ciudadanía; por lo tanto también soy español y me siento con derecho a no estar de acuerdo, por lo actuado por el reino de España y nuestros gobiernos posteriores, con respecto a las colonias indígenas. Todas estas conjeturas a raíz de de un simple artículo turístico, aparecido en el diario mencionado. Cuando estuve en Tucumán no fui a visitar las ruinas, pero vivo a pocas cuadras de la plaza, donde hay restos sepultados de los quilmes. En esta ciudad que lleva su nombre y donde sus huesos reposan después de tanta persecución y exterminio.
16-10-2003   *   J. C. Conde Sauné  

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