Siempre recuerdo, las frondosas tipas
que cubrían la vereda de la calle
Primera Junta en San Isidro.
¿Están todavía allí o yo las imaginé?
En primavera, sus hojas segregaban una
espuma parecida a un escupitajo.
No me agradaban sus gargajos,
pero sí su sombra en el verano.
Añosos árboles queridos,
que vi tantas veces al ir
y venir de la escuela.
Permanecen allí y yo los evoco;
como Adán que añoraba los árboles
del paraíso... también perdidos.
J. C. Conde Sauné
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario