El tren se detuvo, aquella mañana, en la última estación.
El viajero bajó del tren y dio unos pasos sobre el andén.
Miró hacia el horizonte y no supo a que atribuir una rara sensación de malestar.
Decidió permanecer allí, hasta que otro tren lo devolviera al punto de partida.
"Es una suerte que haya sacado boleto de ida y vuelta". -pensó.
J. C. Conde Sauné
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