miércoles, 24 de agosto de 2011

SANS SOUCI

Apenas unas mesas y unas sillas
y después un círculo, como un rodeo,
en donde se milongueaba tupido.
Llegabas al anochecer y de la troupe
de veteranas, alguna te salía a bailar.

Una escalera y un túnel;
al paraíso, a la eternidad,
al perfume de la gran noche.
Porque después de ahí, seguro,
te ibas al telo, a la gloria,
que te habías ganado con
sólo enfilar para Corrientes...

J. C. Conde Sauné

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