viernes, 26 de agosto de 2011

Tuve en mis manos hace un tiempo, "El mago de Lublin" de Isaac Bashevis Singer (1904-1991); lo leyó mi esposa y yo lo dejé a un lado para hacerlo después, ella me comentó que le había gustado, pero desapareció de mi pertenencia. Por ahí lo presté, no recuerdo a quien o lo perdí. Ahora, con otro libro de él, no ocurrió lo mismo. Otra vez ella lo leyó primero y lo dejé cerca para que no se me escape. Además, me había dicho que le pareció más bueno que el anterior leído. /// "El certificado" (1967), es la novela en cuestión y el autor Singer, desde luego. Aquí relata las peripecias de un joven escritor judío, que se va de su pueblo rural en Polonia, para ir a triunfar en Varsovia. Allí, sin trabajo, pasa hambre y frío; el invierno polaco es bravo. Su hermano que milita en el Partido Comunista, se había ido a Rusia en 1922, con la revolución bolchevique ya instaurada; por un malentendido, lo arrestan y luego cuando lo liberan vuelve a Varsovia, donde también se empieza a mostrar la influencia soviética. /// El personaje principal David Bendiger, alter ego de Singer, en su supuesta autobiografía, espera con ansiedad un certificado para ir a Palestina. Por un acuerdo con Gran Bretaña, recalan allí los judíos en busca de trabajo y mayor aprecio por sus vidas. Consigue casarse con una chica, requisito indispensable para obtener el certificado y poder viajar a Palestina. Una vez allí, ya acordado con su pareja de antemano, piensan divorciarse. Ella ya tiene otro novio con el que piensa vivir. Después la vida para el escritor toma otro giro, que obviamente, no conviene contar. En el medio las ansias, con encuentros y desencuentros amorosos, de publicar algo y la enfermedad del padre, un rabino. Su hermano sin trabajo, viviendo con la mujer y un hijo en la casa de los suegros, donde por añadidura ha ido a recalar el padre enfermo. /// Esta es una novela que no llega a las 300 páginas, pero muy bien narrada y con una densidad no muy común en las novelas cortas. Singer logró el Premio Nóbel en 1978. No recuerdo que opinaron, en este lado del Río de la Plata, mis compatriotas del intelecto, a los que ningún Nobel les cae bien.

J. C. Conde Sauné

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